Uno de los aspectos más complicados en la gestión de este tipo de grandes obras son los movimientos de tierra que deben efectuarse. En el caso del cierre del Anillo insular, en su tramo entre El Tanque y Santiago del Teide, no es menos importante y por eso se ha ideado un complejo sistema de traslado para tratar de causar las menores molestias posibles a los ciudadanos.

Así lo explicó ayer el director de obra, Juan José Campos, quien apuntó que los excedentes de material que se extraigan de esta obra se utilizarán para rehabilitar dos canteras: la de Grama y la de Bilma, en el municipio de Santiago del Teide.

Para llevarlo a cabo se ha ideado toda una estrategia de trabajo para trasladar todo el excedente de material sin pasarlo por la TF-82 y evitar de esta manera molestias a los usuarios de la vía. Para ello, "todo el material se va a pasar por dentro de los tubos, en una estrategia que combina el paso de material por dentro del túnel, con el paso de material a través de las galerías de conexión entre ambos", explicó Campos.

Esta será solo una de las grandes complejidades que presentará esta obra, que durante 48 meses trabajará en la construcción del que será el mayor túnel del Archipiélago y uno de los mayores de toda España. Aún así, tanto el Gobierno de Canarias como la empresa adjudicataria de los trabajos confían en cumplir los plazos y poder tener esta importante infraestructura de la Isla finalizada dentro de tan solo cuatro años.