Cada día, en los minutos previos al ocaso, hay una hora mágica para los fotógrafos, Un momento en el que la luz se vuelve cálida con tonos cálidos y anaranjados que transforman el paisaje. Volcano Teide Experience organiza Teleférico al atardecer, una actividad con detalles únicos en el mundo que prácticamente te hace sentir volar en un volcán sobre el Atlántico.

Desde el teleférico, abierto en exclusiva para los participantes de la excursión, a 2.356 metros de altitud se empieza a sentir el cambio de temperatura del atardecer. Sin prisas y con la vista curiosa ante el paisaje de otro mundo, el reducido grupo puede disfrutar de los ocres, verdes, grises y, dependiendo de la época del año, los vivos colores de la preciosa y endémica flora del Parque Nacional del Teide. La actividad guiada comienza en teleférico. En aproximadamente ocho minutos y ante las majestuosas vistas de las semicalderas del Teide, el grupo asciende casi mil metros hasta llegar a la estación de La Rambleta, a 3.555 metros de altura. A tiro de piedra del Teide que presidirá todo el recorrido.

Tras unos minutos de aclimatación, la capacidad de absorción del oxígeno es menor en altura y requiere un breve descanso, un protagonista inesperado crece a la vista. La especial ubicación del mirador no solo ofrece el espectáculo de tener a la vista el verde macizo de Anaga. Un poco más a la izquierda resplandecen por el reflejo del sol los blancos edificios del Observatorio del Teide en el macizo de Izaña, el mayor conjunto de observación del cielo del Atlántico norte. Pero la mayor sorpresa para los visitantes es uno de los mayores espectáculos que ofrece el volcán, la sombra del Teide, la mayor del mundo proyectada sobre el mar. La forma de la silueta del pico se transforma en triangular a medida que pasan los minutos.

El mirador al Pico Viejo está al final del sendero número 12. Un corto y cómodo paseo de 732 metros de longitud pavimentado con piedras milenarias creadas en una erupción. Al inicio del sendero se pueden apreciar los instrumentos científicos utilizados para observar al aún activo volcán y las condiciones meteorológicas.

Con el pico Teide a un lado del camino, las semicalderas al otro, el experto guía detalla las sorpresas que podían pasar inadvertidas incluso para el más avispado visitante. Por ejemplo, las fumarolas al borde del camino que desprenden vapor de agua. Comprobarlo se convierten en la excusa perfecta para calentar un poco los dedos y sentir de forma segura el corazón del volcán. A una altura superior a los 3.200 metros no debería de crecer vegetación, pero las incipientes plantas al margen del camino sirven de indicador del cambio climático que se está experimentando.

La ida se realiza en un ligero descenso y cuenta con varios miradores en los que poder hacer un descanso y conocer mejor tanto la historia geológica de Tenerife como la de su gente.

Cuando se ha superado la mitad del sendero se puede disfrutar del espectacular atardecer en el Teide. Aunque no es necesario llegar hasta el final, probablemente nadie quiera perderse la espectacular imagen de una puesta de sol con el impresionante cráter del Pico Viejo de 800 metros de diámetro. Si las condiciones atmosféricas lo permiten, se tiene la sensación de estar volando sobre el Atlántico al posarse con la vista sobre las cuatro islas de la provincia occidental. Un momento mágico, cargado de silencios y colores que todos quieren recordar con selfies y fotografías que rememorarán una experiencia realmente única.