El Cabildo de Tenerife, a través del Área de Gestión del Medio Natural y Seguridad, ha pactado con los vecinos de Anaga comenzar con las apañadas de cabras asilvestradas en el espacio natural protegido. Se obedece así a una de las acciones contempladas en el encargo hecho por la Corporación insular a Gesplan para el control de los herbívoros tanto en el macizo de Anaga como en el Parque Rural de Teno.

De esta manera, la Institución afianza su decisión de priorizar la realización de apañadas para tratar de controlar la población del ganado guanil, que está poniendo en riesgo el equilibrio ecológico de estos parques rurales, ya que se alimenta de flora endémica y puede poner en peligro a las personas que viven o visitan estos lugares.

Ante la polémica generada, el Cabildo decidió la semana pasada suspender las batidas de cabras que había autorizado realizar a Gesplan en puntos de muy difícil acceso y donde la presencia de cabras pudiera suponer un riesgo para la población. La medida contaba con todos los informes técnicos favorables y ya ha sido puesta en práctica en otras islas con problemas similares. De hecho, el Cabildo grancanario también ha anunciado que se plantea volver a realizarlas, ya que afirma que las apañadas no han tenido éxito, y la presencia de cabras salvajes está dificultando que se recupere la flora endémica afectada por los incendios que sufrió la isla el pasado verano.

El Cabildo de Tenerife tampoco ha descartado por completo tener que realizarlas más adelante, pero ha decidido priorizar las apañadas por el momento.

La consejera responsable del área de Gestión del Medio Natural, Isabel García, afirma que la situación es "crítica", por lo que considera necesario "actuar ya", porque tras hablar con los vecinos de la zona se puede constatar que aunque la presencia de cabras se remonta a muchos años, "es ahora cuando han empezado a generar problemas muy graves".

La consejera participó recientemente en una reunión con aproximadamente una treintena de vecinos pertenecientes a las asociaciones Lomo de Las Bodegas, Laureles, Chamorga y Suculum, y en ella se expusieron las principales demandas de estos colectivos. La mayoría están relacionadas con destrozos en frutales y terrenos de labor, pero también en bienes particulares, ya que según los propios vecinos se suben hasta en los tejados y dañan las tejas y otros materiales.

García agradeció a los participantes en la reunión su predisposición para explicar sobre el terreno toda esta problemática y "por proponer soluciones y apoyo a la campaña de control de estos animales iniciada por el Cabildo", y añadió que de esta reunión "nos vamos con muy buenas ideas y propuestas vecinales que contemplaremos de cara a mejorar las acciones que se incluyen en el plan de control, como son las apañadas". De esta manera, continuó, "comenzaremos las apañadas de acuerdo a la petición y con el apoyo de los habitantes de la zona, que han manifestado su completa disponibilidad".

"Si no eliminan el problema de las cabras asilvestradas no voy a plantar nada más, y si no lo hago terminaré por irme de aquí", así de tajante se manifestaba un vecino del Lomo de las Bodegas en la reunión.

"El Cabildo debe elegir, o las cabras o las personas de Anaga", concluyó este vecino que indicó que "árboles plantados por nuestros abuelos, que tienen más de cien años y que uno ha cuidado con todo el cariño del mundo, acaban convirtiéndose en cuatro palos, porque pasan cinco machos y en 20 minutos se los devoran".

Peligro para la población

"Más del 70% de los animales salvajes son machos de entre 80 y 90 kilos de peso, muy difíciles de manejar y con mucha fuerza. En el caso de poder llegar a cogerlos con sogas es complicado manejarlos porque se arrodillan y no los puedes mover, o incluso porque te pueden atacar", comenta otro vecino, quien recuerda que "se le han echado los perros, y los machos han matado a alguno".

Otro de los participantes en la reunión celebrada en Anaga indicó además que "no solo es un problema con los cultivos y los árboles, sino que las cabras acaban con plantas únicas en el mundo, y no solo porque se las coman, sino porque las pisotean y no vuelven a salir", y añadió que en el caso de la malva de risco "hay zonas en las que las cabras no les dejan salir ni una hojita, tan pronto brotan se las comen".

Por otro lado, otra de las participantes indicó que también afectan a la apicultura, ya que "hasta las colmenas las desarman, porque las pisan y acaban con ellas".