Tenerife nunca había desalado tanta agua como ahora. Las seis instalaciones que dependen del Consejo Insular de Aguas producen cada día una cantidad equivalente a 40 piscinas olímpicas o, lo que es lo mismo, 100.000 metros cúbicos cada 24 horas.

En concreto, la desaladora de Santa Cruz de Tenerife produce a diario 28.800 metros cúbicos de agua desalada, que se unen a los 1.000 que genera la instalación que se ubica en Güímar. En el sur de la Isla, la de Adeje-Arona produce cada día 33.000 metros cúbicos de agua desalada, la de Adeje-Oeste 10.000, mientras que la de Fonsalía alcanzó este verano los 14.000 metros cúbicos de agua desalada diarios, después de que se aumentara su capacidad debido a la sequía, que hace peligrar los cultivos de la zona.

El consejero responsable de este área en el Cabildo tinerfeño, Javier Rodríguez, indica a EL DÍA que en los últimos años "se ha aumentado la capacidad de producción de agua desalada significativamente" y nunca antes " se había desalado como ahora".

A las 40 piscinas olímpicas de agua desalada que producen a diario las instalaciones públicas hay que sumar la que generan la treintena de desaladoras de titularidad privada que existen en la Isla. Empresas, sobre todo destinadas al ocio o del sector turístico, que también han apostado por abrir este tipo de infraestructuras para abastecerse.

Rodríguez explica que Tenerife consume "toda el agua desalada que produce". La mayor parte se destina a la red de abasto, mientras que 4.000 metros cúbicos de la desaladora de Fonsalía se utilizan para riego. El responsable insular indica que en un modelo sostenible toda el agua desalada debería destinarse al consumo urbano, ya que el agua para el sector primario "tendría que venir de las depuradoras", siendo la reutilización de este recurso uno de los grandes retos que tiene la Isla.

Aunque la inversión en depuración es necesaria para no dañar el ecosistema marino, para Rodríguez "no tiene mucho sentido que gastemos tantos fondos para depurar el agua y verterla al mar"; lo ideal "sería convertir el agua regenerada en un recurso y reutilizarla para el riego".

Aumento de capacidad

La merma del acuífero insular, unido al aumento de la población que ha experimentado la Isla y el incremento en el número de turistas, hicieron evidente la necesidad de invertir en instalaciones para producir agua desalada. La inauguración en los años 2016 y 2017 de las desaladoras de Granadilla y Fonsalía aumentó la capacidad de producción de la Isla en 28.000 metros cúbicos diarios. Rodríguez reconoce que Tenerife se había quedado algo atrás respecto a la producción de agua desalada. De hecho, la previsión era que la de Fonsalía alcanzara su capacidad máxima de producción en 2022. Sin embargo, esto ha ocurrido este verano cuando se decidió aumentar la producción para destinarla a riego. "Era evidente que estas desaladoras eran necesarias, porque, aunque nunca se generó un desabastecimiento, sí que han contribuido a destensar el mercado del agua", valora el consejero insular.

Para Rodríguez el futuro pasa "no tanto por abrir nuevas plantas, pero sí por aumentar la capacidad de las que ya existen". Tanto la desaladora de Granadilla como la de Fonsalía, las más modernas de la Isla, están preparadas para incrementar su producción tras la instalación de nuevos módulos, que permitirían incrementar su capacidad hasta los 21.000 metros cúbicos diarios.

Una actuación que, aunque el consejero considera beneficiosa, no ve prioritaria en estos momentos, ya que "hay asignaturas pendientes más importantes para nosotros como la depuración".

Por eso, Rodríguez expone que antes de aumentar la capacidad de las plantas se debe trabajar también en evitar las pérdidas de agua que se producen a lo largo de la mayor parte de la red de abasto municipal de la Isla. El consejero insiste en que en algunas se pierde hasta dos terceras partes del agua, algo que "Tenerife no se puede permitir". Una situación a la que también se está tratando de poner remedio desde el Cabildo tinerfeño colaborando con los diferentes ayuntamientos.

Reducir el consumo de energía de las plantas

La desalación de agua no sale gratis. Este proceso conlleva un gasto de energía muy elevado que convierte al Consejo Insular de Aguas en el mayor consumidor de energía eléctrica de Tenerife. Cada año, este organismo dependiente del Cabildo insular abona facturas por valor de 17 millones de euros para hacer frente al suministro eléctrico de sus instalaciones.

El consejero insular de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático, Javier Rodríguez, apunta que de estos 17 millones, cinco se corresponden al gasto energético de la desaladora de Adeje-Arona, la que produce una mayor cantidad de agua, alcanzando los 33.000 metros cúbicos diarios. Además, es la que abastece a una mayor cantidad de población. "Tengo un mandato del presidente: tratar de mejorar la sostenibilidad de todas las instalaciones que gestionamos", indica. Por eso, se ha empezado a trabajar con varias empresas para tratar de reducir el consumo de esta planta en un 20%. El objetivo es que la factura energética pase de los cinco a los cuatro millones de euros anuales.

Aunque el responsable de esta área en el Cabildo tinerfeño reconoce que el proyecto todavía se encuentra en un estado embrionario, ya se han producido los primeros avances. La propuesta que se encuentra actualmente sobre la mesa es la utilización de energía fotovoltaica para intentar reducir el uso de electricidad procedente de combustibles fósiles.