El terror invadió ayer Santa Cruz de Tenerife. Una infección zombi se apoderó de la ciudad. Numerosos muertos vivientes, con la mirada perdida y arrastrándose en busca de sangre, recorrieron las calles del centro. Pero de lo único que consiguieron alimentarse fue del entusiasmo con el que la capital celebró anoche Halloween, una tradición fundamentalmente americana, que se ha consolidado como una fiesta más del municipio. Porque a las cabalgatas de Reyes y del Carnaval se suma también ahora la cabalgata Zombie Walk, una de las actividades incluidas en la programación que el Ayuntamiento chicharrero ofreció ayer para que también la capital tinerfeña disfrute de la denominada Noche de Brujas.

De esta forma, Santa Cruz de Tenerife se llenó anoche de muertos vivientes, con coches patrulla de la Policía de Miami incluidos; de niños, y no tan niños, disfrazados de las más terroríficas fantasías; de historias de miedo; de actividades escalofriantes, y también de mucha diversión y música. La fiesta de lo oscuro comenzó a las cinco de la tarde, con la apertura de varias carpas en la plaza de La Candelaria en las que se ofrecía maquillaje gratuito a todo aquel que quisiera convertirse en un repulsivo zombi.

Una docena de maquilladores profesionales, al ritmo de la más variada música, de la mano de varios DJ, iban transformando poco a poco caras angelicales en auténticos monstruos. A medida que pasaban los minutos, numerosas personas se iban agolpando junto a las carpas, formándose largas colas. Sin duda, Santa Cruz tenía ganas de Halloween.

Pasadas las ocho y media de la noche, y tras varios pasacalles de espontáneos muertos vivientes por las zonas comerciales del centro de Santa Cruz, arrancó la cabalgata zombi, organizada por la Asociación Cultural Charlas de Cine y por el Ayuntamiento chicharrero. Fue entonces cuando el terror invadió la ciudad, recorriendo la plaza de La Candelaria, San José, plaza del Chicharro y calle Castillo, entre gritos de miedo, pero también entre carcajadas.

Pero no fue este el único susto que sufrió ayer la ciudad. En la calle de La Noria, la emblemática Casa del Miedo se convirtió en un terrorífico psiquiátrico de los años 60. El Museo de la Naturaleza y la Arqueología fue testigo anoche de espeluznantes visitas, bajo una escalofriante penumbra, aunque también hubo fiesta, música, animación y gastronomía. El Mercado Nuestra Señora de África también disfrutó de su particular Noche de Miedo, con diferentes actuaciones musicales y la más variada oferta gastronómica.

Los más pequeños prefirieron la Casa del Carnaval, en la que estos encontraron divertidos talleres de disfraces y maquillajes, y en donde se deleitaron con las más tenebrosas historias. En esta ocasión, la Sociedad de Desarrollo decidió ampliar el horario de apertura de esta instalación, desde las 19:30 hasta las 23:00 horas, para evitar las largas colas que se formaron el año pasado, aunque también esta vez acudió un numeroso público.

Y para los que se quedaron con ganas de más, la Casa de la Juventud acogerá entre las 18:00 horas de hoy y las 10:00 de mañana, una acampada terrorífica. Eso sí, la actividad va dirigida a los jóvenes de entre 14 y 21 años. Los demás tendrán que esperar hasta el próximo Halloween.