Unas 200 personas asistieron ayer a un inusual desfile por una pasarela de 25 metros, con grandes pantallas, focos y música ambiente en la zona comercial abierta de Toscal Longuera. Poco antes de mediodía no aparecieron modelos a la última moda, sino perros en busca de familias de acogida. El Ayuntamiento de Los Realejos, el Refugio Internacional de Animales y el colectivo Difusiones y Rescate 4 Patas mostraron y contaron las historias de un total de 21 perros abandonados, de los que al menos ocho lograron que se iniciara su proceso de adopción.

Esta I Pasarela de Adopción de Mascotas, incluida en la novena edición de Los Realejos Fashion Show, permitió a canes de casi todos los tamaños y edades pasear ante las personas que podían cambiar, a base de cariño, sus vidas de perro.

El Refugio Internacional de Animales, que en la actualidad acoge a más de 60 canes en sus instalaciones de La Cruz Santa, llevó 14 a la pasarela, de los que tres captaron la atención de posibles adoptantes, que ayer iniciaron un proceso que los colectivos implicados quieren que sea meditado, consciente y responsable.

La Asociación Difusiones y Rescates 4 Patas aportó siete perros al desfile, entre los que había tres hermanos: Mela, Mora y Kiwi. En su caso, cinco animales captaron la atención de posibles adoptantes, de los que dos ya tienen nueva familia.

El colectivo 4 Patas funciona mediante el sistema de casas de acogida, donde voluntarios y colaboradores mantienen a los animales mientras llega la oportunidad de una adopción definitiva.

A la pasarela de ayer acudieron muchas familias con niños y niñas, y también con mascotas, que disfrutaron de un desfile sin más incidentes que algún tropiezo sin consecuencias y sin apenas ladridos. Los animales, llevados por sus cuidadores, se mostraron muy tranquilos y sociables.

La primera en desfilar fue Mila, un podenca de 11 años que lleva dos meses en el refugio internacional. Una abuelita tranquila que dejó paso a la sensible y sociable Arena, de cuatro años, una perrita que llegó desnutrida y con graves problemas en la piel, de los que se ha recuperado tras seis meses de cuidados en el refugio.

Rey, de cuatro años, también llegó en condiciones desastrosas al refugio crusantero, pero ayer recorrió la pasarela altivo, dispuesto a marcharse a cualquier casa donde le ofrezcan cuidado y cariño.

El nervioso Sancho fue el único que, por indicación de sus cuidadores, no recibió caricias en la pasarela. No es que sea malo, pero su carácter inquieto e inseguro aconsejaban no molestarlo en un momento tan especial para unos animales poco acostumbrados a actos públicos. Le siguieron Luqui, Balú, Lucas y Chacho, otro perro que hace un mes llegó flaco, sucio, lleno de garrapatas y con una cadena colgando del cuello. Ayer desfiló sano y elegante.

Le siguieron Ultron, Kimbo, Malena, Nina -que ya fue adoptada en el pasado por una familia poco responsable que la devolvió a los tres meses-, Blas y Mara, un pequeño cachorro de dos meses y medio que esperaba tener la misma suerte que todos sus hermanos, ya adoptados.

La Asociación 4 Patas hizo desfilar a Vita, que logró una familia de adopción; a los hermanos Mela, Mora y Kiwi, cada uno de un color distinto; Sevillano, y Hero, un abuelo de siete años de edad que hasta que fue acogido por este colectivo había pasado "toda su vida atado a una cadena tan corta que apenas podía caminar". Le salvaron de la eutanasia y, con esfuerzo y rehabilitación, ayer pudo desfilar antes que Hippy, un simpático can que se había quedado solo tras el fallecimiento de sus dueños y ayer logró una nueva familia.