El paseo marítimo entre Tabaiba y Radazul, construido en un terreno privado y sin permiso de su dueño, ha terminado en una denuncia al Ayuntamiento de El Rosario. La actuación data de hace una década, si bien fue el pasado año cuando se hicieron públicas las circunstancias en las que se había realizado la obra. Lo que ahora se conoce es que el titular del suelo interpuso en junio una demanda de recurso contencioso-administrativo por la ocupación ilegítima del terreno de su propiedad.

El escrito, al que ha tenido acceso este periódico, pide que se declare la nulidad de un acuerdo plenario de 2007, así como de la actuación administrativa por la que se ejecutó la ocupación ilegítima sobre la parcela sin edificar G-4, situada en Urbanización Tabaiba-Baja. Además, requiere que se declare el derecho del demandante a ser indemnizado por los daños producidos. En concreto, refiere dos cantidades económicas, de 15.000 y 6.900 euros, con sendas penalizaciones del 25%.

En la denuncia también se recoge que la parcela G-4 "no es la única que el Ayuntamiento de El Rosario ha ocupado ilegítimamente" al mismo dueño. Otro de los aspectos destacados que se plantean es que, "en el informe de tasación, el arquitecto técnico municipal indica que existió ocupación tácita de la parcela al no haberse adquirido con anterioridad".

Todo ello tuvo lugar durante la etapa anterior del Consistorio rosariero. En particular, el Ayuntamiento puso a disposición de Costas en 2007 una parcela que nunca adquirió. Es por eso que el actual alcalde, Escolástico Gil, señala ahora que este problema es consecuencia de "la mala praxis de gobiernos anteriores".

"Nos hemos encontrado con estas cuestiones, que han acabado en demanda, y tenemos conocimiento de que habrá más por actuaciones similares, ocupaciones provisionales que se han mantenido en el tiempo", prosiguió el líder de Iniciativa por El Rosario-Verdes (IR-Verdes) al ser preguntado al respecto, antes de indicar que aquello puede llevar a que se vean resentidas las arcas municipales.

El pasado año, tras la reclamación inicial, Gil no salía de su asombro por cómo se procedió a la ejecución de este paso, "más bien escalera". Y es que, decía, se realizó dando a entender que el suelo era público y, por tanto, logrando el beneplácito de Costas e implicando a diversas administraciones.