El barrio de El Pris, en la costa de Tacoronte, sigue esperando por la construcción de un refugio pesquero que permita a los profesionales de la pesca salir a faenar dos o tres meses más cada año. Y no se trata de una espera breve, pues ya van más de 54 años de demandas infructuosas y casi cinco desde que, en febrero de 2015, el Gobierno de Canarias anunció el inicio de la anhelada obra.

Cuando el ente regional Puertos Canarias declaró en 2015 que destinaría 299.000 a mejorar la seguridad de la rampa de varada de El Pris, los pescadores se mostraron escépticos y reconocieron que se lo creerían sólo cuando lo vieran sus ojos. E hicieron bien. Casi cinco años después, la obra no ha comenzado y ni siquiera está adjudicada.

Esta actuación es una demanda histórica que supondría una auténtica revolución para el maltrecho sector pesquero local, ya que permitirá a los pescadores salir a trabajar entre 60 y 90 días más al año. Dos o tres meses más para faenar supondrían una gran mejora para el sector y también para los restaurantes que venden pescado en la comarca. En la actualidad, apenas pueden trabajar unos 6 meses al año, pero con el refugio aspiran a salir a pescar entre 8 y 9 meses.

En la Cofradía de El Pris quedan alrededor de una veintena de profesionales de la pesca, un número que crece un poco en verano y se reduce en invierno, cuando la actividad prácticamente se paraliza.

El patrón mayor de esta cofradía, Francisco Melchor Herrera Fariña, señala que están a la espera de mantener una reunión, junto al nuevo alcalde, José Daniel Díaz (NC), con representantes de la Consejería de Obras Públicas del Gobierno de Canarias y de Puertos Canarios. En ese encuentro, los pescadores de El Pris desean escuchar el compromiso de que "el presupuesto regional de 2020 tendrá una partida para iniciar la obra".

Tras el fracaso del proyecto inicial, un dique de unos 15 metros con un presupuesto de 300.000 euros, el Gobierno canario licitó, en marzo de 2018, un plan mejorado, con un dique de 45 metros y un presupuesto de unos 600.000 euros. El concurso quedó desierto y a El Pris le tocó seguir esperando. Nada nuevo en medio siglo.

Herrera detalla que "ahora existe otro proyecto aún más ambicioso, con un presupuesto que ronda los 2 millones de euros, que esperamos que sí sea atractivo para alguna empresa".

"Estamos a la espera de esa reunión, de que se cuadren las agendas, con la idea de lograr el compromiso de que el refugio de El Pris tendrá una partida económica suficiente en el próximo presupuesto regional. Si por nosotros fuera, nos reuniríamos mañana", insiste Herrera,

Con el dinero reservado, la obra podría comenzar en 2020, si la licitación llega en los primeros nueve meses del año. Dadas las condiciones del mar en la costa de Tacoronte, parece improbable que la actuación pueda terminarse antes de dos o tres años. Para El Pris, el mandato recién comenzado es clave para lograr un sueño largamente esperado. En el mejor de los casos, el refugio podría terminarse en 2022 o 2023.

"Esta cofradía no se ha dejado dormir y no ha parado de insistir, como un martillo pilón, ante las administraciones públicas. Llevo siete años en el cargo de patrón mayor y nunca he dejado de reclamar nuestro refugio", explica.

"Sin esa obra sólo podemos trabajar cinco o seis meses al año y tenemos muchos impuestos y facturas que pagar -lamenta Herrera-. La gente joven difícilmente se anima a entrar en el sector porque nos ve a nosotros pasar la pena negra. Con ese refugio, nos iría muchísimo mejor a nosotros y a los restaurantes, y también se produciría el necesario relevo".

Pese a que la paciencia de los pescadores se ha puesto a prueba durante décadas, el patrón mayor prefiere no hacer reproches: "Las circunstancias han sido las que han sido. No queremos echarle la culpa a nadie. Los que estaban iniciaron el camino y los que están esperamos que puedan continuarlo y concluirlo".

El último proyecto prevé un dique de protección para hacer frente a los frecuentes días de fuerte oleaje que dificultan o impiden las labores de embarque y desembarque. Su objetivo es disminuir la agitación del mar, provocada por el oleaje y las corrientes, en la zona de acceso a la rampa de varada y la grúa de El Pris.