"Los robos han generado que seamos más cuidadosos. No te puedes fiar". La afirmación la hace Juan Pedro Rodríguez, conductor de Titsa en Santa Cruz y sindicalista de USO. Es uno de los que ha denunciado los robos al descuido que han sufrido algunos de sus compañeros de las líneas 905 y 911, en la parada de la calle Teniente Alfonso González Campos, en Ofra. No han sido graves, pero los ha puesto en alerta.

Esta semana, EL DÍA acompañó a Rodríguez en la ruta que hace la línea 905, desde el barrio de La Alegría hasta Juan XXIII, en Ofra. Él mismo es conductor de esa línea. La guagua, en este caso, la condujo Wency Cabrera, un experimentado chófer que, por suerte, no ha sufrido ningún hurto.

Por lo general, la 905 suele tardar desde su primera parada, Muelle Norte, hasta la última, en la citada Teniente Alfonso González Campos, alrededor de 35-40 minutos. Las guaguas salen cada diez minutos y la última lo hace a las 23:00 horas. Precisamente, es por la noche cuando se suelen producir los incidentes.

Por lo general, a esas horas, con menos tráfico en las vías, las guaguas suelen llegar con tiempo suficiente a la última parada, por lo que deben hacer en ella lo que los conductores denominan "regulación". Es decir, ajustar el horario para volver a partir. De día, la cosa es distinta.

El recorrido es largo. De Muelle Norte, la guagua que conducía Wency partió a las 11:15 horas. Tras atravesar parte de la avenida de Anaga, enfiló 25 de Julio hasta La Salle. En todas las paradas recogía o se bajaba gente. Así prosiguió hasta Calderón de La Barca, por donde ascendió hasta Tomé Cano. Luego pasó por Azorín, con el mismo ajetreo de personas. De todas las edades, pero sobre todo mayores. "Estas líneas mueven mucha gente mayor", reconoce Juan Pedro Rodríguez. "Por eso hay que tener mucho tacto", añade.

La ruta continuó hacia García Escámez, Chamberí y Miramar. Luego pasó por el centro de salud de Ofra, por la calle Conde Pallasar y concluyó en Teniente Alfonso González Campos, la calle en la que se han producido los robos al descuido. Apenas dos minutos de retraso, por lo que, esta vez, no fue necesario parar. En todo caso, a esas horas de la mañana el peligro es menor.

"Desde que ha pasado esto, los conductores prefieren no bajarse de las guaguas. Sobre todo por la noche", subraya Juan Pedro Rodríguez. Y el que se baja está muy pendiente del entorno o deja sus pertenencias a buen recaudo. En todo caso, el tiempo allí no suele ser largo. Como mucho, diez minutos, hasta que se ajuste el horario y haya que volver a partir.

Número de guaguas

Según detalla, la 905 es de las líneas con más vehículos, entre diez y once. Mientras, la 911, una línea que hace un recorrido similar, dispone de 4-5. Sus salidas son cada 20 minutos.

Esta última, recuerda el sindicalista de USO, se recuperó hace unos años, y tras su puesta en servicio el pasaje ha aumentado un 33%. Por eso han planteado al Ayuntamiento de Santa Cruz la posibilidad de ampliar un poco más la ruta que hace porque su recorrido pasa por colegios e institutos. Entre las propuestas de ampliación figura también la de la 908, que parte del Intercambiador y que también llega hasta Juan XXIII.

Rodríguez detalla que la 905, la 911, la 910 (San Andrés) y las tres que cubren la ruta de Añaza (934, 935 y 936) están entre las diez primeras de la Isla en cuanto al número de usuarios.

Otra de las propuestas que le han formulado al consistorio tiene que ver con la ampliación de los horarios en Anaga, una demanda que también han realizado desde hace años los vecinos de esta zona del municipio.