Uno a uno, con cuidado, los cosecheros van recogiendo el fruto por el que los viticultores llevan esperando todo el año. Un trabajo que se ha realizado durante meses, cuidando y mimando la viña, para conseguir los mejores racimos, y que verá sus resultados en estos días, cuando tras los días de vendimia los productores conozcan a ciencia cierta a cuánto asciende la cosecha.

La vendimia ya ha comenzado en algunas comarcas de la isla. Una de ellas es la de Tacoronte-Acentejo, donde la temprana maduración de la uva ha adelantado el corte unos quince días. La estampa se repite estas jornadas en las diferentes fincas de la zona, donde los trabajadores, muchos contratados especialmente para estas fechas, recolectan los mejores racimos.

El enólogo de la bodega Presas Ocampo, Francisco Álvarez, comenta que la vendimia en la finca de once hectáreas de esta empresa durará entorno a diez días. Para llevarla a cabo han contratado a trece personas, a las que se suman los tres trabajadores que emplean durante todo el año.

"La vendimia se ha adelantado este año por dos factores: el clima favorable que hemos tenido en el mes de agosto y la menor cantidad de fruta, lo que ha hecho que madure antes", explica.

Sin embargo, Álvarez advierte que, aunque la producción normal de la finca suele rondar los 50.000 o 60.000 kilos, este año no esperan recoger más de 30.000, lo que supone una reducción de casi un 50% de la cosecha.

"Para los bodegueros supone un ajuste importante y nos obligará a buscar uva entre los cosecheros de la comarca, que a su vez también tendrán menos que otros años", indica. Esto provocará que "tengamos menos vino y deberemos hacer un reajuste en la venta el próximo año", por lo que este experto recomienda a los que quieran hacerse con una de las botellas que no tarden en acudir a comprarlas, ya que "el próximo año vamos a tener problemas para cerrarlo con vino".

La vendimia es un proceso que se realiza con sumo cuidado, ya que es precisamente en estos días cuando se recoge el trabajo de todo el año. Se empieza a cortar cuando la luz del sol comienza a aparecer en el horizonte y se continúa trabajando hasta las dos de la tarde. El corte se hace de forma manual y por eso "hay que esperar a que haya luz para que las tijeras se mantengan siempre alejadas de los dedos", bromea Álvarez.

Durante el corte se realiza una primera selección de los racimos, en la que se descartan aquellos que no estén lo suficientemente maduros o estén estropeados.

Aunque este enólogo asegura que no se necesita una formación muy compleja para realizar el corte de la uva, la bodega normalmente contrata a gente con experiencia. "No hay ningún secreto, solo hay que cortar por la parte más próxima al sarmiento sin tocarlo", expone.

Los racimos se recogen en cajas de unos 18 kilos y desde la finca se trasladan a la bodega, donde se pesan y se identifican para luego introducirlas en una cámara frigorífica para bajar su temperatura hasta los 10 grados. "Al día siguiente ya la procesamos a baja temperatura para conservar toda la calidad de la fruta", explica. Antes de procesarla se realiza la segunda selección, en la que se retiran aquellos racimos estropeados que hayan podido llegar hasta la bodega.

Este año, el trabajo en la finca se ha visto facilitado porque "la uva está limpia" y también se realizará más rápido porque, "al haber menos cantidad, acabaremos antes".

Sin embargo, la gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo, Mari Paz Gil, espera que el rendimiento de la uva sea mayor que otros años, ya que la cantidad de líquido que contiene es mayor. "Ha madurado bien, no solo en cuanto a la cantidad de alcohol, sino al tintado de la uva en las variedades que se utilizan para hacer vino tinto", asegura, por lo que se prevé que la calidad de los caldos tinerfeños de este año no se vea mermada.

Gil comenta que el cultivo de la viña en ocasiones puede ser desagradecido, ya que existen muchos factores que no dependen del agricultor y que pueden echar a perder la cosecha. "Puedes pasar todo el año pensando que la producción va a ser buena y en los últimos diez días virarse la tortilla y perder el trabajo de todo el año", incide.

Por eso, el momento de la vendimia es casi como un ritual para quienes se dedican a esto. Hasta que llega la fecha no saben con exactitud cuál será la recompensa a todo un año de duro trabajo. Los días previos miran al cielo, pidiendo que no eche por tierra el esfuerzo de varios meses, en una plegaria que a veces es contestada y otras ignorada por completo.