El corazón de los tejineros late al unísono cada último domingo de agosto, cuando la localidad se vuelca para vivir la ofrenda de los tres corazones a su patrón San Bartolomé. Un acto cargado de emoción, en el que no puede faltar el pique entre los vecinos de la calle de Arriba, de Abajo y de El Pico, que elaboran cada uno de ellos. Una rivalidad que después del momento en el que se elevan los corazones en la plaza, se deja atrás hasta el próximo año.

El día de la ofrenda comienza muy temprano para los miembros de las tres comisiones. Ultiman las ofrendas, -elaboradas con fruta, flores y tortas de pan convertidas en obras de arte-, y en las respectivas sedes van reuniéndose los seguidores que visten las camisetas con los colores característicos de cada calle: naranja la de la calle Arriba, amarilla la Abajo y verde los de El Pico. Pequeños y mayores van llegando ataviados con esta vestimenta, que incluso algunos se atreven a ponerles hasta a sus mascotas.

Aunque estaba previsto que la jornada diera comienzo a las 11:00 el acto se retrasó. "Anoche hubo verbena hasta las cuatro de la mañana, en nuestros tiempos nosotros veníamos de amanecida, pero los jóvenes de ahora si no duermen sus 10 horitas no pueden cargar el corazón", afirmó un veterano seguidor de la calle de Arriba.

Poco antes del mediodía, las comisiones se ponen en marcha y comienza la fiesta. "Mi limón mi limonero, entero me gusta más..." entonaban los miembros de la calle de Abajo, haciendo referencia a los limones con los que está elaborado su corazón. Fueron los primeros en llegar a la plaza al ritmo de las parrandas y tiñiéndola de amarillo.

"¡Vota Pico, vota Pico, eh!", gritaban los de verde mientras pedían al público que hiciera hueco para poder entrar en la plaza el corazón, que en su caso se elabora con peras.

También muy animados llegaron los de la calle de Arriba cargando su corazón en el que las piñas son el elemento característico. Sus vítores también se dejaron oír en la plaza. "De arriba somos, de arriba seremos...", cantaban.

Ya con las tres corazones en la plaza, la imagen de San Bartolomé hizo acto de presencia arrancando el aplauso de todos. Comenzó entonces la ofrenda, aunque algunos de los asistentes se quejaron de que no podían escucharla debido al ruido de las atracciones de feria que había en los alrededores. "Este año ha venido mucha más gente, es impresionante", comentó Fabián González que cada último domingo de agosto acude con su mujer para presenciar esta fiesta. "Nos encanta el ambiente y es muy original", señaló ella.

Pamelas, gorros, gadas de sol...

Además de tener que lidiar con la multitud que abarrotó la plaza en el momento de la ofrenda, los asistentes tuvieron que hacer frente al calor que ayer sofocó a tejineros y visitantes. Pamelas, gorros, gafas de sol y abanicos servían para combatir las altas temperaturas que hicieron que los lugares de sombra estuvieran muy demandados.

Tras la ofrenda a San Bartolomé, llegó el momento de elevar los tres corazones en la plaza. La maestría de los encargados de izar estas estructuras que pueden llegar a pesar unos 800 kilos hizo posible que en unos pocos minutos el primero de los corazones estuviera en pie. En esta ocasión, fueron los miembros de la comisión de El Pico los que primero levantaron su ofrenda, que en cuanto estuvo instalada recibió la ovación de toda la plaza.

En segundo lugar se izó el corazón de la calle de Arriba, que poco después también estuvo colocado. A los de la calle de Abajo les costó algo más este año elevar su ofrenda y su corazón ocupó su lugar en última posición. Sin embargo, nadie se movió de la plaza hasta que los tres corazones estuvieron colocados y los aplausos inundaron el lugar. "Si tengo que elegir me quedo con el corazón de la calle de Abajo, pero para colgarlo me voy con la de El Pico", bromeó Ramón Hernández poco después de que los tres corazones estuvieran ya en sus respectivos lugares en la plaza.

Hay quien consideró que la diferencia entre las frutas con las que se elaboran cada uno de ellos pueda tener algo que ver con la rapidez con las que se levantan. "No es lo mismo peras que piñas", bromeó un seguidor de la calle de Arriba, a lo que algunos miembros de la calle El Pico rebatieron que ellos son los que tienen que hacer un trayecto más largo hasta la plaza.

"¡Vivan los corazones!"

Un pique sano entre vecinos que cada año resurge, pero que todos aseguran que se queda en la plaza y que lo importante es contemplar el gran trabajo que realizan las tres comisiones, que terminan la jornada hermanadas. Por eso, durante el momento de la ofrenda se vitoreó "¡Vivan los corazones de Tejina!", ya que unos sin los otros no conformarían esta inigualable fiesta que cada último domingo de agosto llena por completo el corazón de los tejineros.