Una turista se adentra demasiado en el mar. Los socorristas comienzan a preocuparse y empiezan a hacerle señas para que vuelva a la orilla, mientras se encuentran listos para actuar en caso de que sea necesario. Una bandera roja ondea en el mástil de la playa, pero son muchos los bañistas que hacen caso omiso y deciden adentrarse en el agua desafiando las fuertes olas que golpean en la costa. Finalmente, la inconsciente bañista sale del agua y pero no deja de recibir la advertencia del socorrista para que no vuelva a repetirlo.

Estampas como estas se repiten en una de las playas más concurridas de Puerto de la Cruz, playa Jardín, donde esta misma semana parecía que muchos turistas no estaban dispuestos a que la mala mar les estropeara la jornada y hacían caso a la prohibición de no adentrarse en el agua, a pesar de que puede suponer un peligro real que puede cambiar para siempre sus días de descanso.

"Nos hemos bañado", reconocían cuatro amigos del País Vasco que estaban pasando unos días de vacaciones en la ciudad turística y que habían decidido pasar la mañana en esta zona de baño. "Es la primera vez que venimos a esta playa y está la bandera roja, pero aún así nos hemos metido", aseguró Josu Gómez, aunque afirmaron haber tenido mucho cuidado para evitar cualquier tipo de percance dentro del agua.

Muy cerca de ellos, varias familias de Alicante habían sido más precavidas y habían evitado por ahora meterse en el agua. "Está el mar un poco revuelto", apuntó José Guerrero, algo que con niños pequeños "hace que sea un poco peligroso para ellos".

"Nosotros venimos del Mediterráneo donde casi todo el tiempo está como un plato, no estamos acostumbrados a esto", bromeó su compañero Nacho García, al mismo tiempo que reconocía que no habían acudido a la zona de baño ataviados con todo lo necesario. "Nos faltan unos buenos escarpines para poder hacer frente a las piedras que hay en la orilla", admitió.

Sin embargo, esta céntrica zona de baño portuense ofrece infinidad de actividades a los usuarios que se ven sorprendidos por una mala marea. Tomar sol, jugar a las palas, leer o reponer fuerza en las terrazas que se encuentran alrededor de esta playa son solo algunas de las opciones.

Enfrascada en su lectura se encontraba Encarna, una gallega que estaba de vacaciones en la Isla con su familia. "Nos ha gustado mucho Tenerife, más de lo que yo creía", indicó y subrayó la diferencia entre los paisajes que se pueden encontrar en muchos rincones de la Isla.

En cuanto al mal estado del mar aseguró que "en Galicia estamos acostumbrados a las olas", pero añadió que a esto se suman "las piedras" que hacen un poco más difícil bañarse en la orilla.

Muchos otros combatían el calor sentados en la arena dejando que el agua les refrescara en un lugar seguro, mientras compartían el tiempo con sus amigos y familiares.

El sol se dejaba notar al mediodía en esta zona de baño y para combatirlo muchos se refugiaban bajo las sombrillas, pero a falta de estas también eran válidas las sombras que las palmeras proyectaban sobre la arena.

La crema solar fue otro de los recursos de los usuarios de esta multitudinaria zona de baño para hacer frente a las altas temperaturas.

Cualquier excusa es buena para disfrutar de una de las mejores playa de esta zona de la Isla, que los meses de verano se convierte en lugar de encuentro para vecinos y turistas.