No hay mejor forma de pasar unas vacaciones inolvidables con los más pequeños de la familia que disfrutarlas viviendo una aventura compartida. La excursión guiada para subir al Teide con niños es una forma única de introducirse en el mundo de los volcanes, al mismo tiempo que se aprende la historia volcánica de Tenerife, su ecosistema y se contempla durante el trayecto unos paisajes espectaculares, incluyendo una visión única de cuatro islas del Archipiélago sobre el Atlántico.

Esta actividad, organizada por Volcano Teide Experience, se realiza en grupos reducidos, de hasta 20 personas aproximadamente, acompañadas por un guía oficial. A los pocos segundos de acceder a la cabina del teleférico en la estación base, a 2.356 metros de altitud en la falda del Teide, un compartido uy llena la cabina del teleférico. Es el paso por el primero de los cuatro castilletes que sustentan los cables guía del teleférico. El momentáneo ligero cambio de inclinación cesa y la ascensión continúa, desvelándose el increíble paisaje de las dos semicalderas del Teide, separadas por los roques de García. Los ocho minutos que suele durar el ascenso se hacen cortos, más aún cuando la guía les indica que se está superando un desnivel de casi 1.200 metros, a una velocidad de unos ocho metros por segundos, hasta llegar a la estación de La Rambleta, a tan solo 163 metros de la cima del pico más alto de España.

La aventura continúa en el mirador, una privilegiada terraza desde la que se divisa la isla de Gran Canaria, el complejo astronómico del Observatorio del Teide en Izaña y un poco más lejos y hacia la izquierda, besando el mar, el verde macizo de Anaga. Algunos de los participantes de la excursión recuerdan haber estado en el casco histórico de La Laguna, Patrimonio de la Humanidad, en estas vacaciones. Aunque el protagonista es el espectacular paisaje lunar de las Cañadas, el tercero más grande del mundo, con un perímetro de 46 kilómetros y rodeado por la pared que dejó el volcán primigenio que dio lugar al Teide. Un coloso que probablemente llegó a los 5.000 metros de altura. Tras unos minutos de aclimatación, mientras la guía oficial responde a las primeras preguntas, más habituales en los padres al comienzo de la excursión, se inicia el sendero número 12, que lleva al mirador del Pico Viejo. Un camino prácticamente llano y perfectamente asentado que merece la pena recorrer hasta el último de sus 732 metros por sus impresionantes vistas.

Tras unos pocos metros se empieza a notar el característico olor azufrado, un recuerdo de que esta aventura se disfruta en un volcán activo aunque en estado de reposo, el Teide. Es el momento de adentrarse, aunque solo sea un poco, en el corazón del volcán. Es necesario un voluntario y aparecen varios, alguno animado por su madre. Ellos y ellas, de uno en uno, introducen su mano en una pequeña abertura que pasaría desapercibida si no es por la guía y sienten el calor que emana el corazón del volcán. La experiencia es una aventura, aunque sin peligro, solo es vapor de agua que llega hasta la superficie filtrándose entre las rocas, una de las fumarolas del camino.

La siguiente parada se realiza en un amplio espacio desde el que se divisa el corredor de la Corbata del Teide y las coladas tipo aa del Teide, más ásperas que las coladas pahoehoe, habituales en otras regiones del globo como Hawái. El Teide es el volcán más famoso de los 321 volcanes registrados en Canarias. "¡Ostras!", exclama un niño cuando al final desvelan la cifra que han intentado averiguar entre los mayores y los más pequeños. Las Cañadas se muestran en este punto majestuosas con sus matices creados por las diferentes erupciones. La última formó las piedras que se han utilizado para asentar el sendero hace más de mil años. Este momento de descanso y admiración ante este paisaje natural único en el mundo no deja descansar a los móviles, los selfis y las fotografías familiares se suceden antes de continuar.

El mirador del Pico Viejo es el cenit de esta didáctica aventura en la que durante el camino se aprenden detalles de la rica fauna del Parque Nacional del Teide, que cuenta con más de 1.300 especies. Los más pequeños imaginan algunas de ellas como arañas, abejas y conejos. También pueden verse a los márgenes del sendero algunas de las 194 especies de la flora inventariada en el parque.

El Teide es el silencioso testigo de cómo el Pico Viejo no deja indiferente a nadie con su impresionante cráter de 800 metros de diámetro. Ambos son los dos únicos volcanes de Canarias que superan los 3.000 metros de altitud. Cerca se divisan otros cráteres como las Narices del Teide y el Chinyero, que tuvo su última erupción en 1909. Desviando la mirada al mar se divisan las tres islas restantes de la provincia tinerfeña. Una vista única en la que se puede prácticamente tocar con los dedos la isla de La Gomera, escoltada por El Hierro y La Palma. Toca reponer las fuerzas y preparar la próxima aventura en familia.