La Esperanza, en el municipio de El Rosario, se vistió ayer de fiesta y tradición para celebrar su XLV Romería. "¿Tiene un poco de vino, por favor?". Era una de las frases que más se repetían entre aquellos que se agolpaban junto a la veintena de carretas que recorrieron las principales calles de la Villa. Llovían bocadillos de chorizo, pinchos de carne y papas arrugadas, y todo ello, entre cabras, ovejas, vacas, grupos folclóricos y danzas. Eso sí, no hubo ni un solo caballo, debido a la prohibición del Ayuntamiento por motivos de seguridad.

Lo que sí había, y en gran cantidad, eran ganas de pasarlo bien. El buen tiempo con el que se despertó ayer La Esperanza propició una asistencia masiva a su Romería, en la que participaron más de 5.000 personas, según fuentes municipales. Cuando aún el reloj no había marcado las 11 de la mañana, apenas quedaba ya un espacio donde poder aparcar el coche y el olor a fiesta comenzaba a invadir las calles.

La celebración comenzó puntual. A las 12 tuvo lugar la misa en la parroquia Nuestra Señora de La Esperanza, y a la una del mediodía, ya con el público colocado para ver la Virgen, arrancó la procesión y posterior Romería. Esta contó, como no podía ser de otra manera, con la participación de las autoridades locales y de la Romera y el Romero Mayor, con sus respectivas cortes de honor.

El alcalde de El Rosario, Ecolástico Gil (IR-Verdes), mostró su satisfacción ante el incremento de asistentes que la Romería ha experimentado este año. "Creo que el buen tiempo ha ayudado mucho. Además, esta es una Romería de mucho color y sentimiento, pues somos un municipio que históricamente ha estado ligado a la agricultura y a la ganadería, y todavía aquí se cultiva el campo y todavía hay ganado. La gente espera con mucho cariño cada año a que llegue esta fiesta y también son cada vez más las personas que vienen a disfrutarla con nosotros".

Asimismo, el alcalde destacó que esta edición cuenta con una novedad y es que "por primera vez tenemos Romero Mayor y no solo Romera". Tras la Romería, los más noveleros se entregaron en la verbena amenizada por las orquestas Tropin y Wamanpy.