Un premio a toda una vida, un galardón a una trayectoria de 94 años de trabajo y dedicación en el ámbito de la reparación naval de Talleres Quintana, que ha sido puesto en valor por la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife con la distinción del Premio Puertos de Tenerife 2018. Es la máxima distinción del ente que reconoce no solo la historia, sino el buen hacer profesional y la capacidad de evolución y modernización de la empresa en un sector industrial único en la Isla y de gran capacitación.

Y al frente del Taller de Reparaciones Navales Quintana SL, como se llama, se encuentra Nicolás Quintana Ramos (S/C de Tenerife, 1981), el encargado de recoger el valioso premio entregado el pasado día 12 de manos del presidente de Puertos, Pedro Suárez.

Esta distinción la compartió primeramente, con "nuestro personal, porque el premio no es solo a una trayectoria, sino a los profesionales que tenemos y que nos han ayudado. Son nuestra imagen, los que llevan nuestro nombre. Puedo captar trabajos, negociar contratos, gestionar, pero el que está a pie de obra es el empleado", dijo orgulloso sobre la veintena de personas que tiene a su cargo.

Precisó, también, que "este premio de Puertos y nuestra trayectoria no es una cosa mía. Soy el último escalón de la cadena, la cuarta generación. Esto es la historia de mi familia, de mi bisabuelo, mi abuelo, mi padre y del trabajo y los logros que ellos han conseguido. Llevo una serie de años incrementando responsabilidades. Mi padre, Nicolás Quintana Valero, 'Nico', como digo yo, cierra ya más carpetas que las que abre (risas), pero no cabe duda que me sigo apoyando en él", dijo para poner en valor la posición de su progenitor, testigo accidental del encuentro con El Día.

Nicolás es la cuarta generación de una familia hecha a sí misma que se ha convertido en una de las referencias del trabajo en el puerto y que ha tenido el acierto de buscar nichos de trabajo en el exterior a modo de diversificar su actividad.

"No nos queda otra. Si queremos estar en este sector tan duro, tenemos que evolucionar con unos márgenes de beneficio bajos. Prácticamente lo que se genera el taller se va en inversión para la propia actividad. Si no lo haces, te quedas fuera del negocio", añadió ante la atenta mirada de su padre, Nicolás Quintana Valero (S/C de Tenerife, 1954), hijo de Nicolás Quintana Malledo (1926) y nieto del "maestro" Nicolás Quintana Pérez (1898).

Precisamente, Nico reafirmó la idea de su hijo, añadiendo que la clave de que el negocio continúe con el tipo de especialización y la gran calidad de su actividad "es la mezcla del trabajo tradicional y la tecnología. La tecnología para sobrellevar mejor el trabajo con máquinas precisas y tradición de la mano de la formación. Tener un personal capaz de utilizar la cabeza, las manos y la máquina. La formación en muchos campos", resumió.

El joven apuntó sobre ello que otra de las claves es que cada uno de los empleados sabe hacer muchos trabajos especializados, "lo que nos diferencia en un mercado tan exigente y en un sector tan, tan complicado. Es adaptarse y evolucionar", reafirmó.

Nicolás hijo ya está llevando el negocio con la complicidad y ayuda de su padre, pero en toda esta historia de cuatro generaciones hay lugar para un consejo entre padres e hijos y viceversa.

"¿Cuál? -se preguntó Nico-. Lo tengo claro, He dejado demasiados años en la empresa. Ni me acuerdo de cuando era pequeño mi hijo, por ejemplo. Es lo que debería evitar hacer. Estar pendiente de la empresa sí, pero que tenga vida personal".

El consejo de hijo a padre, "pues no sé, tal vez debería despedirlo, pero es lo que está esperando (dijo ironizando entre risas). Que recupere el tiempo con sus nietos", señaló más serio.

Quién sabe. El candidato que asoma para suceder a Nicolás Quintana Ramos es otro Nicolás que llega, Quintana López (2014), la quinta generación que empieza a tocar la puerta. "Eso espero", espetó.