El salón principal del Cabildo de Tenerife no vivirá hoy un pleno cualquiera. Prospere o no el único punto del orden del día, lo que pase desde las 12:00 horas será recogido por los libros de historia de la Isla y Canarias porque se debatirá y votará la primera moción de censura contra un presidente en los 106 años de la institución. Para evitar imprevistos o retrasos que impidan el cambio, los 16 consejeros que, si no hay sorpresas, votarán hoy a favor de la censura (los 11 del PSOE, los 3 de Sí Podemos y los 2 de Cs) deben llegar a tiempo y votar lo previsto. Para asegurar lo primero, los socialistas y los de Sí Podemos tenían la consigna ayer de dormir en la capital.

El momento es de una relevancia crucial no solo por lo inédito, sino porque, si no cuaja la moción, el gobierno de CC-PP permanecerá los 4 años, mientras que, si sale, ya no se podrá presentar otra censura. Cualquier ausencia de uno de esos 16 consejeros lo impediría y a EL DÍA le consta que los de esos partidos durmieron en la capital para evitar hoy transportes.

Los 11 representantes del PSOE tenían previsto cenar juntos y, a partir de ahí, las fuentes consultadas ya no aclararon si dormirían en el mismo hotel (se especuló con algunos nombres, pero también pudieron ser señuelos); si unos optarían por un establecimiento así y otros, por sus domicilios; si irían a casas particulares u otras combinaciones. Lo que sí tenían como consigna era quedarse en la capital y que el desplazamiento, hoy, fuera lo más corto y con menos riesgos posible ante cualquier contingencia (avería de un coche, retrasos por accidente y colas...)

De forma muy similar se organizaron los tres de Sí Podemos. Su decisión era dormir en Santa Cruz (no todos viven en la capital), aunque no trascendió en qué lugar en concreto, situación extensible a los dos de Cs.

A la opción de un hotel para evitar imprevistos ya recurrieron los 9 concejales del PSOE de Santa Cruz del viernes al sábado de la constitución del Ayuntamiento, cuando ya daban por hecho el apoyo de los 2 ediles de Cs. En La Laguna, se preparó un dispositivo policial en cada casa de los concejales del actual gobierno, pero al menos el PSC acabó optando por verse por la mañana en un hotel y acudir a pie al consistorio.

Así las cosas, el Cabildo vivirá hoy un debate inédito en el que el aspirante a la Presidencia, el socialista Pedro Martín, puede devolver un puesto a su partido que el PSOE no ocupa desde 1987, cuando José Segura perdió ante una ATI de Adán Martín que logró mayoría absoluta. Lo hará con un discurso en el que pondrá el acento en lo social y en la búsqueda de mejoras para las carreteras.

En el otro lado, el presidente, Carlos Alonso, no solo criticará lo ocurrido con Cs, sino que defenderá su gestión y la de CC durante tantos años, al tiempo que pondrá en duda esa apuesta por el cambio y la regeneración recordando que, desde 2011, los socialistas han cogobernado la institución con CC.

Similares argumentos esgrimirá el vicepresidente, Lope Afonso, que, junto a otros dirigentes del PP, no ha disimulado su enojo y decepción profunda con Arriaga tras la negociación mantenida.

Para la censura, Cs puso como línea roja que Sí Podemos (coalición de SSP, Podemos y Equo) no entrara en el gobierno, aparte de reclamar áreas como Carreteras (sumó también Educación y Tenerife 2030). Aunque SSP quería negociar con Cs y cogobernar, al final se impuso un apoyo externo a PSOE y Cs si, así, prosperaba un cambio que consideran prioritario.

Desde que se anuncia la moción, justo al día siguiente del pacto CC-PP, han ido creciendo los rumores sobre que los firmantes sufran alguna fuga entre sus 16 votos (justo la mayoría absoluta) y no prospere la censura. Sin embargo, fuentes del PSOE indicaron ayer a EL DÍA que descartan esa opción y en Sí Podemos lo creen improbable.

Moción con dos consejeros suspendidos

Las escenas desconocidas e históricas que se vivirán hoy en el Cabildo tinerfeño, tanto si triunfa la censura como si, para sorpresa inesperada, surge algún imprevisto que la impida, pueden marcar un punto de inflexión en el deambular de la institución y en las relaciones, al menos a medio plazo, de las formaciones y personas implicadas. Hasta ahí, nada que objetar por tratarse de una posibilidad perfectamente legal y lícita en democracia, aunque las lecturas de los partidos o consejeros censurantes y la de los que presumiblemente perderán el poder tras el reciente pacto entre CC y PP son diametralmente opuestas.

Esa dicotomía la marca, principal o casi exclusivamente, el hecho de que los dos consejeros de Cs, Enrique Arriaga y Concepción María Rivero, negociaron, pactaron, firmaron, presentaron el pasado día 10 de este mes y han mantenido desde entonces la censura contra las directrices expresas de su formación a escala regional y estatal. Mientras los dos protagonistas subrayan que, como los concejales de Santa Cruz, han sido coherentes con su mensaje de campaña de abogar por un cambio y la "regeneración política" en el Cabildo, algo que recalcan también desde el PSOE y Sí Podemos Canarias, su propio partido no lo ve así y, de hecho, les ha abierto un expediente de suspensión de militancia que se transformará en uno de expulsión si hoy se consuma el cambio de gobierno insular.

Desde CC y PP, se les considera ya tránsfugas y de ahí que apelen a la ética y conciencia de los consejeros promotores de la censura para que un nuevo gobierno no nazca a partir de esta situación, que puede derivar en que los dos miembros de Cs acaben siendo representantes no adscritos si el Comité de Garantías estatal de esa formación así lo establece y la justicia, en un eventual y muy probable proceso, no da la razón a Arriaga y Rivero.