Las torres elaboradas con piedras regresan poco a poco a la zona de la trasera del castillo de San Felipe, restaurada este sábado por 150 voluntarios convocados por la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello y la iniciativa Pasa sin Huella, con el apoyo del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y el Cabildo de Tenerife. La batalla contra los amontonadores de piedras será larga y ha continuado este domingo y el lunes, días en los que han aparecido más de una docena de estas creaciones humanas que alteran el paisaje y el ecosistema, lo que afecta a flora y fauna.

Algunos de los voluntarios que trabajaron el sábado para eliminar, en un tiempo récord, cientos de torres de callaos, han tenido que volver a actuar desde el día siguiente. El domingo aparecieron una decena, que fueron eliminadas por voluntarios de la Plataforma Maresía y otros transeúntes, pero en la mañana de ayer volvieron a construirse algunas más. A mediodía, El Día fue testigo de la existencia de una de gran tamaño, formada por 15 piedras apiladas, y otra más pequeña, con lo que parecía la firma de su autor.

El director de la citada fundación, Jaime Coello, subrayó ayer la importancia de que se instale cuanto antes un cartel informativo que explique los daños que causa esta acción y apostó por poner en marcha los mecanismos legales, vía ordenanza o bando municipal, para que este tipo de acciones "sean sancionables".

Desde la plataforma también se apuesta por contactar con Google para que retire de Google Maps la indicación de esta zona como una atracción turística por sus esculturas de "piedras en equilibrio".

El edil de Ciudad Sostenible, David Hernández (ACP), afirma que su intención es instalar un cartel informativo "lo antes posible" y que, "a medio plazo", el ayuntamiento estudiará la fórmula legal para poder sancionar esta práctica.