El concejal de Ciudad Sostenible y Planificación del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, David Hernández (ACP), considera que acabar con la costumbre de levantar torres de piedras que alteran el paisaje y dañan el ecosistema requerirá "un largo proceso educativo".

Tras la restauración del paisaje alterado en la trasera del castillo de San Felipe, junto a Playa Jardín, y la reconstrucción de algunas torres de callaos en días posteriores, Hernández subraya que "la clave para evitar que esta situación se repita está en la concienciación y en la educación".

Para que la ciudadanía vaya tomando conciencia de que esta práctica debe evitarse, el Consistorio portuense espera instalar pronto carteles informativos en la zona más afectada. La idea es utilizar como modelo algunos como los instalados en Menorca, en las Islas Baleares, donde también sufren el impacto ambiental de los apiladores de piedras.

Una acción como la del otro día, con 150 voluntarios, ayuda a crear conciencia, al igual que un cartel, "pero el verdadero trabajo es a largo plazo", insiste el edil.

"Hay personas que aún no entienden por qué no se deben mover las piedras de su sitio ni apilarlas. Les parece que se coarta su libertad y que están en todo su derecho de hacerlo", plantea David Hernández.

En esa labor educativa, resulta fundamental el papel de la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello y de la iniciativa Pasa sin Huella.

El código QR de esta página permite acceder a un vídeo elaborado por el biólogo y guía intérprete del Parque Nacional del Teide Pedro Luis Sánchez en el que se explica "por qué no se deben hacer tonguitas de berolos".

Sánchez detalla que esta práctica, "aparentemente tan inocente, supone un riesgo para el medio ambiente".

"Entre los callaos hay seres vivos, como plantas que fijan el suelo y son la base para que prosperen los insectos y otros puedan alimentarse, como los reptiles, que viven refugiados bajo estas rocas. Cuando amontonamos las rocas, le quitamos el hogar", explica Pedro Luis Sánchez.