La Villa de La Orotava se vistió ayer de romería para dar un año más la razón a la tradicional copla, esa que bautizó la celebración en honor a San Isidro y Santa María de la Cabeza como "la fiesta más bonita que hay en Canarias". Alrededor de 25.000 romeros y romeras se encargaron de mantener el listón en todo lo alto en una jornada en la que el Sol amaneció cubierto con la habitual panza de burro norteña pero en la que el calor no quiso dar tregua ni siquiera en los momentos en que el cielo chispeó. "El calor es otra tradición, y con vino se nota menos", gritaba un veterano romero a un compañero de festejo que descansaba cerca de la señorial Casa de los Balcones. Junto al histórico inmueble aguardaban el paso del casi centenar de carretas y otras tantas parrandas y agrupaciones musicales antes de poner rumbo hasta El Calvario.

Los 25.000 invitados a "la fiesta más bonita" (declarada desde 1980 de Interés Turístico Nacional) dieron color al recorrido desde la Cruz del Teide a la plaza de la Paz, en El Calvario, donde se encuentra la Parroquia de San Isidro Labrador. Tras la misa en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción y la histórica ofrenda de frutos del campo, a la que sigue la no menos histórica Promesa de los Labradores, comenzó la procesión de los Santos Patronos de la Villa orotavense hasta el punto de inicio de la romería. Aunque estaba previsto que esta comenzara a eso de las 13.30 horas, los festejos discurrieron a buen ritmo y ya a las 13.00 horas había comenzado el trayecto desde San Francisco. Miles de personas acompañaron la romería y a la comitiva integrada por la Romera Mayor, la Reina de las fiestas, las damas de honor y las autoridades eclesiásticas y civiles, entre ellas el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, y el alcalde de La Orotava, Francisco Linares. Todos esperaron ante la Casa de los Balcones el paso de exactamente 88 carretas de las 90 inscritas en esta edición. A una se le rompió el pértigo y a otra le fallaban los frenos, con lo que no pudo pasar ante las veneradas imágenes de los santos patronos. Al margen de estas dos pequeñas incidencias, no hubo ningún problema mayor que lamentar, tal como informaron finalizada ya la romería desde el Ayuntamiento de la Villa.

Antes de que la comitiva se situase tras la última de las 88 carretas para poner rumbo a la parroquia, donde tuvo lugar la venia a San Isidro y Santa María de la Cabeza, el vino, las pellas de gofio, los huevos duros y las palomitas o cotufas fueron tan protagonistas como los coloridos ropajes tradicionales. Especialmente fascinados se mostraban los centenares de turistas que se quedaron a disfrutar de los festejos. Algunos llegaron a La Orotava con la idea de subir al Teide desde temprano y se toparon con un municipio en fiestas, con lo que decidieron dejar la visita al volcán para los próximos días. "Y no nos arrepentimos", reconocía un joven matrimonio madrileño mientras bebían el vino y comían el queso a los que les invitaban.

Hasta que terminó la romería a eso de las 20.30 horas para dar paso a los actos musicales en las plazas de la Constitución y del Ayuntamiento, llamó especialmente la atención la numerosa presencia de minirromeros y minirromeras. Aunque todos los años es considerable la presencia de la cantera de la romería orotavense, este fue especialmente visible, con muchos niños y niñas acompañando a sus padres, tíos y abuelos en la "fiesta más bonita", y la más familiar, de Canarias.