El cabildo se visitó ayer de gala para la constitución de la nueva corporación tinerfeña. En un acto que abarrotó el palacio insular, los 31 consejeros electos tomaron posesión de su cargo en un ceremonia que no estuvo exenta de olvidos, cambios de registro y anécdotas que quedarán en el recuerdo de los asistentes. Las primeras de ellas se produjeron durante la toma de posesión de los consejeros que representan a cinco partidos distintos. Las fórmulas para jurar o prometer el cargo fueron más o menos similares entre los representantes de cuatro de las cinco formaciones, aunque mientras unos se comprometían a "guardar y hacer guardar" la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Canarias, otros se olvidaban de la segunda opción.

Los tres consejeros de Podemos modificaron también la fórmula y se comprometieron "por imperativo legal" a guardar lealtad al rey. Además, añadieron otros compromisos con la ciudadanía de Tenerife.

La de ayer fue una noche de muchos nervios y emoción que a varios de los protagonistas les ocasionó algunos descuidos. Como el de la consejera popular Zaida González, que estuvo a punto de olvidar que tras jurar el cargo tenía que recibir la medalla de la corporación insular. Otro error en el protocolo tuvo como protagonista a José Manuel Pitti, que quiso entregar al bastón de mando a Carlos Alonso, antes de que el presidente jurara su cargo.

Durante los discursos, que estuvieron plagados de citas a personajes relevantes de la literatura y filosofía, no faltó tampoco la emoción, como la que embargó al presidente cuando recordó a su familia, en una de las partes más emotivas de un acto que marca el inicio de una nueva legislatura en el Cabildo insular.