Dudas, claros nervios, continuas consultas a los móviles, cenáculos a izquierda y derecha (y no solo por ideología)... El antes y después del homenaje a Pedro Zerolo, en la tarde noche de ayer y en el salón noble del Cabildo tinerfeño, resumió perfectamente lo que están suponiendo estos días, horas, minutos y, por momentos, hasta segundos de vaivenes políticos intensos en Canarias por el escenario municipal que se aclarará hoy y sus repercusiones en el panorama regional e insular. Y a la inversa, ya que al escribir estas líneas seguía todo abierto en lo autonómico y podía inclinarse a varios lados.

El tributo a Zerolo fue tan digno como merecido, pero se notaba que no era un viernes normal en un acto relevante en el Cabildo. Ana Oramas departía con total complicidad y buena sintonía (su relación es muy buena) con la diputada socialista Tamara Raya, pero, a su derecha, López Aguilar primero se sentó a dos sillas y, como le correspondía, tuvo que pegarse a Oramas, aunque casi sin mirarla. Detrás, Santiago Pérez lo observaba todo y Marian Franquet no paraba de consultar su móvil.

¿Y qué se decía? Absolutamente de todo. Salvo el popular Pedro Suárez, presidente de la Autoridad Portuaria de Tenerife, que sostenía no tener ni la más remota idea de lo que estaba pasando en el poliédrico y casi de infarto escenario regional, otros sí se mojaban. Había socialistas con cauteloso pero creciente optimismo, que, eso sí, al rato variaba. Otros lo seguían viendo negro porque temían una reactivación de la negociación y un pacto final entre CC y PP que enganchara a NC y ASG.

Cristina Valido y Efraín Medina, al empezar y acabar el acto, reconocían que no tenían ni idea (o no querían confesarlo). Algunos socialistas, que, por supuesto, no querían salir en esta crónica, sostenían que la reunificación del nacionalismo entre CC y NC acabará dándose tarde o temprano, pero que o es lo mismo con los primeros o los segundos en el gobierno y la oposición a la hora de imponer primacía.

Otros iban más allá y le decían a Pedro Suárez que la culpa de todo lo que se ha vivido estas semanas, días y horas hasta que se constituyan hoy los ayuntamientos y, luego, los cabildos y el Gobierno regional era culpa precisamente del PSOE y PP por no ponerse nunca de acuerdo y pactar en Canarias, si bien admitían enseguida que "jamás" (y esa fue la palabra) lo permitirían en Madrid.

No obstante, también desde CC se reconocía a El Día que, en el fondo, lo lógico sería un acuerdo entre nacionalistas y socialistas que deje a Torres la presidencia y a Clavijo de segundo. Por el PSOE, alguien decía algo así como "ni de..." y uno recordó a un compañero con el que no tiene mucha sintonía, pero que le reconoce su inteligencia al acuñar eso de "bendito bipartidismo imperfecto".

Poca gente, llamadas y rumbo a algunas sedes

Hubo tiempo, incluso, para que algunos teorizaran sobre lo que había pasado en Presidencia de Gobierno en Gran Canaria ayer, para que otros recordaran lo que suponen los feudos "históricos" de NC en esa Isla, y más si han ganado, y hasta para que se hicieran todo tipo de cábalas sobre los últimos movimientos en este complejísimo tablero de hoy. Eso sí, no faltaron los elogios, entre irónicos y auténticos, a Casimiro Curbelo por ser, casi, la salsa que pega con todo y controlar buena parte de la situación desde sus 6.000 votos, "los mismos que en barrios como Toscal-Longuera". Quizás por este momento para la historia, hubo menos gente de la que algunos preveían. Lo que sí que no faltó fueron las salidas continuas a llamar o recibir llamadas, los cenáculos en el momento del brindis en el salón de entrada y los que, con prisa o más calma, se fueron a sedes de partidos.