"En el proyecto Quédate aprendemos a expresarnos mejor y unos valores que tienes que respetar. Eso no solo me mejora a mi sino a todos los que están a mi alrededor". Así resume Romén García, uno de los 151 jóvenes que han participado en los grupos de este proyecto insular su experiencia en el programa, que busca mejorar la convivencia en las aulas, pero también en el entorno familiar de los alumnos. Algo que constata el propio estudiante, que asegura que le ha enseñado a su familia "cosas que he aprendido en Quédate y ahora hay más diálogo y menos gritos en casa".

La alumna Alejandra Afonso también manifiesta que ha aprovechado al máximo su experiencia en el proyecto, ya que además de aprender cosas nuevas "que nos interesan para nuestra vida adulta", también ha visto como ha mejorado "la cohesión del grupo y la manera que tenemos de comunicarnos entre nosotros, ya que antes éramos más irrespetuosos".

Más de un centenar de jóvenes acudieron ayer a TEA para participar en la clausura de este proyecto, que se enmarca dentro de la estrategia Tenerife 2030 del Cabildo tinerfeño. En esta tercera edición han participado los ocho Centro de Educación Obligatoria que existen en la Isla, que hacen un balance positivo de la iniciativa.

En Quédate, la figura del educador social constituye un elemento fundamental para alcanzar el éxito, ya que planifica las acciones adaptadas al centro y a los jóvenes. Colaboran en los procesos de mediación y resolución de conflictos coordinados con los centros, pero además, apoyan a las familias en la integración social de los jóvenes.