Varios ejemplares de tajinastes rojos (Echium wildpretii), una especie endémica de la isla de Tenerife, han aparecido plantados en la cumbre de Gran Canaria. Una situación que ha sido denunciada por la Fundación Telesforo Bravo a través de sus redes sociales al suponer un peligro para la estabilidad del ecosistema de la isla vecina. El director de la asociación, Juan Coello, explica a El Día que el tajinaste rojo es un endemismo que únicamente se encuentra en el Parque Nacional del Teide, por lo que su aparición en otras zonas del Archipiélago puede suponer problemas para la vegetación de estos espacios. "En Gran Canaria también existen tajinastes endémicos que pueden hibridarse con los que proceden de Tenerife, algo que podría acabar poniendo en peligro a la especie originaria de la isla vecina", sostiene.

Coello mantiene que el objetivo de esta denuncia "nunca fue criticar que se llevasen a Gran Canaria algo exclusivo de Tenerife", y que incluso se ha convertido en un atractivo turístico de la Isla, sino todo lo contrario "alertar de que pueden suponer un peligro para el ecosistema grancanario".

El director de la fundación aclara que se trata de un problema de educación ambiental, ya que muchas personas no son conscientes de lo que supone la introducción de especies que no son originarias de una zona para los ecosistemas locales. "No ocurre solo con los tajinastes sino con muchos otros elementos, tanto animales como vegetales", expone y señala el daño que ya han causado, por ejemplo, la culebra real de California en Gran Canaria o las ardillas en Fuerteventura.

La Fundación Telesforo Bravo se hizo eco a través de las redes sociales de la denuncia que en un primer momento realizó Juan Manuel Domínguez, la persona que alertó a través de su perfil que desde hace un tiempo esta especie se está extendiendo por muchos puntos de la cumbre de Gran Canaria y también por las medianías, algo que ilustró con varias fotografías.

Aunque se desconoce con certeza cómo llegó el tajinaste rojo a la isla vecina, Coello apunta que podría haber viajado en forma de semilla transportada de forma accidental o voluntaria. "Hay quien puede llegar a pensar que se trata de una planta ornamental y nada más lejos de la realidad", indica, ya que su introducción en nuevos ecosistemas puede dañar a las especies locales.