La utilización excesiva de productos fitosanitarios y la falta de lluvias que han sufrido los agricultores durante los últimos meses están convirtiendo la Isla en un paraíso para el desarrollo de múltiples plagas que amenazan diferentes cultivos. Así lo apunta el secretario general de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), Javier Gutiérrez, quien señala que a la tuta absoluta, -que ya ha arrasado el 20% de la producción de tomates de Tenerife-, se ha unido la polilla guatemalteca -que ha supuesto pérdidas de hasta el 50% de la cosecha de papas- y el pulgón negro de la madera, que mientras que el año pasado solo tuvo incidencia en la comarca sur, este año ya se ha extendido a otras zonas de la Isla.

Gutiérrez indica que en algunos de estos casos, esta mayor incidencia puede ser debida a la resistencia que estos insectos han desarrollado a los productos que se utilizan para controlar su población. "La normativa de la Unión Europea cada vez limita más el uso de productos de amplio espectro", explica, con la intención de que sean sustituidos por otros métodos más específicos para cada una de las plagas. "Sin embargo, estos productos normalmente no son tan eficaces ni tienen el efecto deseado por los agricultores, por lo que pueden intensificar su uso", valora.

Para Gutiérrez el proceso es igual a la resistencia que presentan algunas bacterias frente a los antibióticos en el caso de los humanos. "Los insectos van haciéndose cada vez más fuertes a estos productos, por lo que se deben buscar otros", aclara.

Por su parte, el director general de Agricultura del Gobierno de Canarias, César Martín, también apunta que las condiciones meteorológicas de este año han favorecido la proliferación de estas plagas en la Isla. "La ausencia de frío en el invierno y el adelanto de las temperaturas veraniegas han incidido en el desarrollo de estos insectos", sostiene.

Por este motivo, además de con plaguicidas, administraciones y agricultores tratan de controlar estas plagas utilizando otros métodos como el trampeo, atrayendo a los insectos con feromonas, o también con la utilización de depredadores naturales de las especies que están causando problemas.

En el caso de la tuta absoluta, el Gobierno de Canarias ya ha comenzado a tomar medidas para tratar de controlarla. A la modificación del Plan de Desarrollo Rural de Canarias (PDR), para posibilitar el cambio de las mallas para sustituirlas por otras que impidan el paso de los insectos, se une el proyecto de investigación que están llevando a cabo los productores en colaboración con el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias para buscar fórmulas para combatir a esta plaga. Además, la Consejería está estudiando si se puede articular a través del PDR en su epígrafe de Daños y Catástrofes fondos destinados a los agricultores que hayan registrado un porcentaje importante de pérdidas.

El secretario general de Asaga también argumenta que tanto la asociación como las administraciones están en alerta por la posibilidad de que introduzcan nuevas plagas en el Archipiélago. Una de ellas es el conocido como gorgojo de los cítricos, que ya fue localizado en Gran Canaria en el año 2014. Aunque no ha vuelto a ser detectado y existe un plan específico de trampeo para este tipo de ejemplares, su introducción podría ser muy dañina ya que ataca a las raíces de los cítricos y también podría afectar a las plataneras.

Sin embargo, Gutiérrez lamenta que debido a las condiciones que existen en estos momentos no solo en la Isla sino en toda Canarias "somos un territorio propicio para que se introduzcan nuevas plagas por muchos controles que tengamos". Por eso, reitera que hay que ser muy conscientes de este problema y no traer hasta la Isla ningún material vegetal que pueda propiciar la introducción de nuevas plagas agrícolas.