La plaga de la tuta absoluta está poniendo en jaque a los productores de tomate de la Isla. La presencia de este insecto ha mermado un 20% la cosecha de esta hortaliza en la Isla y los agricultores han solicitado ayuda a las administraciones para reducir sus efectos. Así lo afirma el presidente de la Asociación de Cosecheros Exportadores de Tomate de Tenerife (Aceto), Francisco Echandi, quien lamenta que frente a los 7,9 millones de kilos que se exportaron en la temporada que fue de junio de 2017 a julio del año pasado, en la pasada cosecha apenas se superaron los 5,6 millones. "Ha sido una campaña muy mala que terminó mucho antes de lo previsto por los problemas derivados de esta plaga", explica.

Echandi afirma que este insecto, originario de América del Sur, ha tenido presencia en la Isla desde hace unos nueve años "y lo teníamos controlado", pero la ampliación del tiempo de cultivo para abastecer también la demanda del Archipiélago ha fomentado que la plaga se extienda. "Antes dejaban de sembrar un periodo y eso hacía que la tuta no encontrara sustento y muriese", explica. Ahora, "este ciclo ha cambiado y al encontrar alimento durante todo el año se ha asentado", afirma.

De esta manera, mientras en las últimas tres temporadas, las exportaciones se han mantenido por encima de los 8 millones de kilos, en la última temporada han caído hasta las 5,6 millones de kilos.

A este cambio en la producción, se unen las dificultades para deshacerse del material vegetal que es retirado una vez finaliza la campaña. Echandi expone que este proceso debe seguir unas pautas antes de depositarlas en centros autorizados, que en muchos casos asegura que son "muy difíciles de cumplir".

El representante del colectivo mantiene que la gran presencia de esta plaga este año "nos obligó a arrancar los cultivos antes de tiempo", incumpliendo incluso "con los compromisos que ya habíamos cerrado con algunos clientes", lo que redundará en una merma de beneficios para los productores por no haber cumplido con los acuerdos preestablecidos.

Ante esta situación, los cosecheros han solicitado ayuda tanto al Cabildo de Tenerife como a la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias para buscar fórmulas para erradicar la tuta. Echandi apunta que los agricultores ya cuentan con trampas que capturan a estos insectos utilizando feromonas, una respuesta que bajo su punto de vista es insuficiente. "Todavía estamos esperando que las administraciones nos ofrezcan otras alternativas para luchar contra esta plaga", mantiene el representante del sector.

Sin embargo, el colectivo asegura que la situación podría agravarse si llega a entrar en el Archipiélago una plaga de similares características conocida como Keiferia lycopersicella o gusano del tomate. "Estamos ojo avizor para que no llegue a Canarias", señala. Echandi indica que el Ministerio está inspeccionando "el 100% de los contenedores que salen de Canarias", pero no tiene evidencia de si se hace lo mismo con los que llegan cargados de tomates al Archipiélago. "Nos controlan para que desde aquí no se propague al territorio peninsular y europeo, pero yo solo exijo que las inspecciones sean igual de rigurosas con los tomates que llegan hasta aquí", sentencia.

Pero Echandi evidencia que estas plagas no son el único problema al que se enfrenta al sector, que vive con incertidumbre el brexit que puede afectar mucho a las exportaciones de este producto canario, ya que un 41% de las ventas de esta hortaliza que se realizan fuera del Archipiélago van a parar al Reino Unido. El presidente de Aceto explica que en la actualidad los agricultores tinerfeños reciben por estas exportaciones unas compensaciones en forma de ayudas económicas que aporta la Unión Europea (UE). Por lo que, si no se llega a un acuerdo comercial a través del que articulen las exportaciones de países de la UE con los británicos "estas producciones canarias dejaría de recibir estas compensaciones" algo que afectará mucho a este sector.

El presidente de la asociación que aglutina a los exportadores de tomate tinerfeños mantiene también que esta temporada, los productores se enfrentan a otra dificultad, la subida del salario mínimo aprobada el pasado mes de enero. "Nosotros hacemos previsiones marcando un precio para la campaña siguiente con nuestros socios europeos en el que tienes en cuenta los gastos y el coste de la producción", explica Echandi.

El incremento del salario mínimo, para un sector en el que esta subida supondrá un aumento del 17% en el coste de la mano de obra, "no nos queda margen comercial para repercutir en el coste del producto esta subida", aclara.

Los cosechadores de tomate para exportación han llevado a cabo en los últimos años una diversificación de las variedades que se cultivan en la Isla, tratando de obtener mayor rentabilidad por este producto. Así lo asegura el presidente de la Asociación de Cosecheros Exportadores de Tomate de Tenerife (Aceto), Francisco Echandi, quien explica que hace dos décadas en general en todo el Archipiélago solo se producía el conocido como tomate canario o de salsa. "Últimamente se está diversificando cultivando otro tipo de tomates como el pera, los cherry o el kumato", apunta.

El representante del sector afirma que existe "una cierta moda" para consumir este tipo de variedades de esta hortaliza y los agricultores han tratado de adaptarse a los nuevos gustos de los consumidores. Por lo que, se ha roto la hegemonía del tomate canario, que imperaba hace unos 15 años y los productores "se han lanzado a buscar variedades que tienen más valor añadido, con el objetivo de conseguir más rentabilidad en su producción".

Las grandes cadenas de supermercados buscan abastecer esa demanda de los consumidores por lo que cada vez solicitan más este tipo de variedades a los productores tratando de "ponerse a la altura del territorio peninsular donde este tipo de tomates diferentes era algo más común".

Sin embargo, ni siquiera con el cultivo de estas otras variedades los agricultores se libran de la gran amenaza que asecha a este sector, la plaga de la tuta que solo durante la última temporada ha hecho que descienda la producción un 20%. "Por desgracia este insecto ataca por igual a todo tipo de platas de tomate, por lo que no suponen una solución para este problema", aclara Echandi.

El colectivo busca variedades más rentables