L a Feria de Ganado convirtió ayer a la Finca El Llano de Los Realejos en territorio animal. Vacas, cabras, caballos, bueyes, podencos y hasta aves rapaces se dieron cita en este encuentro celebrado en el municipio, que sirvió de preámbulo a la Romería en honor San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza que acogerá hoy la localidad.

Centenares de personas acudieron a esta feria para entrar en contacto con los animales que llegaron hasta allí procedentes de diferentes partes de la Isla. Unos de los que más disfrutaron fueron los más pequeños de la casa, ya que muchos no tienen todos los días la oportunidad de montar a caballo, alimentar a un pequeño burrito o incluso tener la experiencia de ordeñar a una vaca, aunque todos se dieran cuenta de que el ejemplar no era tan real como ellos creían.

"Vaya caballo", gritó sorprendido uno de los niños al ver pasar a un jinete sobre un elegante ejemplar. El ganado equino tuvo ayer mucha importancia y generó gran expectación por los diferentes concursos de pura raza árabe, pura raza española, pura sangre inglés, asnos, ponys y mulas, caballos cruzados, anglo árabes e hispano árabes.

Además, la finca acogió también una muestra de oficios y actividades tradicionales como las exhibiciones de trilla, arada y herrajes, doma vaquera, doma clásica y salto y doma.

José Méndez se presenta como el último herrero de fragua de Tenerife. Con más de 40 años de experiencia en este sector, mostraba a todos los asistentes la técnica para elaborar diferentes tipos de herraduras. "Empecé con 11 años como aprendiz de un vecino mío", explica.

Este profesional afirma que en la actualidad, además de las herraduras para los animales, también fabrica útiles para la agricultura tradicional, aunque admite que poco a poco la actividad va descendiendo y ya no se puede vivir solo de este oficio. "Es mucho más barato traer las herramientas de fuera y el que me las pide es porque le gusta los elementos tradicionales", sostiene.

Méndez también apunta que si no se hace nada para remediarlo "es un oficio que se perderá", ya que "no hay nadie que quiera aprenderlo".

Otra de las actividades tradicionales que se mostró ayer en esta feria fue la trilla, en la que Luciano Felipe Suárez es todo un experto. Este vecino de Icod El Alto maneja como nadie los aparejos para llevar a cabo esta labor que "solo sigue viva en las ferias y muestras como esta".

Él aprendió a trillar viendo a sus abuelos y ha mantenido viva esta ocupación hasta la actualidad, para que al menos "lo niños puedan conocerla a través de eventos como el que estamos celebrando, por eso estoy aquí hoy".

Tras un buen paseo por los corrales y espacios de la feria a muchos les entraba hambre y llegaba el momento de buscar algo para aplacar el estómago. El olor que desprendían los diferentes puestos de los alrededores de la finca, repletos de recetas de la gastronomía local, atraía a muchos comensales que poco a poco fueron llenando las diferentes barras de los quioscos.

Las actividades continuaron hasta bien entrada la tarde, en una feria que reunió a grandes y pequeños en torno a la ganadería de la Isla.