Tijera en mano y con la maestría que solo dan los muchos años de experiencia, Aurelio Cabrera y Guanyxemar Quintana demostraron su destreza esquilando una oveja ante un público atento que no quiso perder detalle de su trabajo. Ellos son el primer paso de una cadena de un largo trabajo artesanal, que permite obtener la lana, uno de los materiales que más se ha utilizado a la hora de elaborar textiles y vestimentas. Un oficio que corre el riesgo de desaparecer por la falta de relevo generacional, pero que ellos mantienen vivo en El Hierro, uno de los pocos lugares del Archipiélago donde todavía existe una mayor tradición.

La quinta edición de la Feria de la Lana, que se celebró ayer en la plaza de La Constitución de La Orotava, quiso mostrar el trabajo de estos herreños vinculados a la ganadería, en una muestra que tiene el objetivo de visibilizar esta actividad y demostrar que todavía puede tener mucho futuro.

Quintana explicó que "la forma de pelar que tenemos en El Hierro es peculiar, porque lo hacemos en pareja y con la oveja suelta, sin que se le amarren las patas como en otros lugares".

Cada mes de marzo, los pastores se reúnen los fines de semana para esquilar su ganado, en una jornada que acaba convirtiéndose en una fiesta y en el reencuentro de muchos amigos. "Es como un cumpleaños, no es una actividad económica, lo mantenemos vivo por la tradición y por seguir teniendo esa hermandad entre nosotros", afirmó.

Para muchos de ellos el contacto con las ovejas comienza desde que son niños y poco a poco van adquiriendo la habilidad con las tijeras.

Cabrera, que lleva vinculado a este sector desde la década de los 90, aseguró que con los años, una pareja es capaz de pelar a un ejemplar en tan solo tres minutos, aunque en la feria realizaron el trabajo de una forma más calmada para que se pudiera apreciar al detalle.

Tras obtener el vellón de la oveja, la lana debe lavarse para eliminar toda la suciedad y después de dejarla secar al sol, hay que escarmenarla para retirar todos los restos que pudieran quedar en ella.

El siguiente paso es cardarla para conseguir que el material sea más homogéneo. Este es el paso previo al hilado, a través del que la lana se convierte en hilo con el que se fabrican las prendas.

Los más atrevidos de entre los visitantes que se acercaron ayer a esta feria pudieron experimentar en primera persona todo el trabajo que era necesario para obtener este material, con el que antiguamente se confeccionaban muchas de las vestimentas en la Isla. Sin embargo, la llegada de las fibras industriales, entre otros factores, han reducido su uso.

Estos dos peladores herreños lamentan que en la actualidad la mayor parte de la lana que se saca cada años acaba en los contenedores de basura, ya que en El Hierro apenas quedan cuatro artesanos que sepan cómo trabajarla. "Es gente mayor que poco a poco se va retirando y las personas jóvenes no están por la labor de meterse en esto", señaló Quintana.

Por eso, aseguró haberse sentido esperanzado al comprobar como en esta Feria de la Lana se quiere dar a conocer no solo el oficio tradicional a través del que se obtenían los hilos, sino todos los nuevos usos que puede tener este material. "No hay solo ropa tradicional, sino también otros muchos elementos modernos que demuestran que esto puede utilizarse para muchas cosas", sostuvo este profesional.

Así lo confirma la concejal María Delia Escobar, quien apuntó que a lo largo de los más de 70 puestos de la feria, artesanos llegados de muchos rincones del Archipiélagos demostraban todo lo que se puede realizar con este material. "Tenemos además exposiciones de lana contemporánea, para que se pueda ver los nuevos usos de este producto", señaló, además de otra muestra de ropa textil.

En esta edición, la feria también incluye otra novedad y es la presencia de un espacio en el que se muestran las fibras alternativas, que se utilizan para hilar y hacer vestimentas 100% naturales, pero que no son de origen animal, sino vegetales.

Los asistentes pudieron asistir a más de una veintena de talleres, además de una performance, que demostraron que el hilo y la aguja no es solo cosa de mujeres, en una feria que busca visibilizar este tipo de oficios tradicionales para que nunca puedan quedar en el olvido.