Sostienen algunos defensores de las fiestas populares que el efecto que sobre ellas ejercen las grandes masificaciones las lleva a perder su esencia, a dejar de ser lo mismo, a quedarse desprovistas de ese algo que un día tuvieron y que las convirtieron en especiales... Si se da por bueno ese planteamiento, la romería de San Marcos, en Tegueste, una de las grandes citas de este tipo en la Isla, recuperó ayer un poco de terreno. El pasado año había alcanzado los 80.000 espectadores (en un municipio de 11.200 habitantes...), mientras que este domingo, desde primera hora, el tráfico viario y el público hacían presagiar que iba a ser distinto. "Hay la mitad de la gente" era el comentario generalizado. Las estimaciones de la Policía Local y de la Guardia Civil, según informó el ayuntamiento teguestero tras el acto, lo acabaron de confirmar: 30.000 asistentes.

La LI edición, es cierto, era, incluso antes de empezar, una romería de San Marcos poco convencional. Los imponderables electorales tras la decisión de Pedro Sánchez de convocar comicios el pasado día 28 desplazó el festejo más allá del último domingo de abril, cuando siempre se celebra. Y junto a lo anterior, y siguiendo las cábalas de quienes trataban de buscarle ayer una explicación a la baja afluencia, estaba también la coincidencia con el puente propiciado por el 3 de mayo en Santa Cruz y en otros puntos de la Isla, así como con el Día de la Madre, jornada marcada en rojo en el calendario de muchas familias.

Sea por unas cosas o por otras, el desfile romero fue el de menos agobios y mogollones que se recuerda en el municipio. Y había quienes lo celebraban. Moverse por el recorrido era más fácil de lo habitual y tampoco era necesario ser ningún experto -que los hay- para conseguir una papa arrugada, un huevo duro o un trozo de pan con chorizo de las 18 carretas que participaron.

El sonido de los tambores de los herreños (con ese pum, pum-pum característico), pasadas las 13:00 horas, actuó como una especie de sirena que llevó a que cada uno se colocase en su puesto correspondiente. Agentes de policía y efectivos de Protección Civil tomaron posiciones; las campanas de la iglesia de Tegueste empezaron a repicar, y la Danza de las Flores fue ubicándose en la cabecera del desfile. Había terminado la celebración eucarística y llegaba la venia a san Marcos por parte de los bailarines de El Hierro, uno de esos instantes que los teguesteros más profundos viven con emoción y que es antesala del inicio de la romería.

A la Danza las Flores la seguían el trono de san Marcos, la romera de los mayores y las autoridades, fundamentalmente locales y entre las que también se encontraba el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso. Después, las cabras y los cuatro barcos tradicionales (Tegueste, San Luis, Pedro Álvarez y El Socorro ). Y en adelante, carretas, carros (El Murgaño, Típico, La Pedrera, El Cantillo, El Molino y La Padilla) y grupos folclóricos intercalados. Las primeras, una vez más, fueron las auténticas protagonistas con su despliegue de creatividad y tributo al costumbrismo del terruño, resultado de meses de esfuerzo, noches de pegue -como le dicen en la zona al pegado de granos para confeccionar los paneles laterales- y una paciencia casi infinita.

Entre esas obras había de todo un poco. La carretera de Pedro Álvarez representaba un almirez; la de Las Canteras, una toca, esa suerte de pañuelo que va en algunos trajes de maga y que se ha ido perdiendo, y El Mocán, un bailarín herreño. Tampoco se quedaba atrás El Gamonal, que incorporaba reproducciones festivas en sus lados; Los Binchenis, una rueda de carreta y un calado; la del Colegio Teófilo Pérez, otra rueda, e Imidahuem, una ventana tradicional canaria. La temática de La Gorgolana, una cafetera; Teguazo, un tributo a la célebre La Cirila, la guagua urbana lagunera; La Canocha, la LI Romería de San Marcos; La Peña, un elemento giratorio; Los Currillos, unas manos bordadoras, y Tesegue, un dedil.

Achineche -que en 2016 sorprendió convirtiendo el Mercado de La Laguna en carreta- volvió a ser uno de los centros de atención al decantarse por una fiesta tan identitaria como los Corazones de Tejina como motivo central. Por su parte, Mahey giraba en torno a un balde; Los Chinijos contaba con una piedra de lavar; La Golisma rendía un homenaje al tranvía, y Benahoare recordaba el soplado de vidrio.

La comitiva recorrió las calles La Audiencia, El Carmen, Nueva, Prebendado Pacheco, la plaza de San Marcos, El Pinar y La Placeta, controlada por un importante despliegue de seguridad (helicóptero incluido). Desde el consistorio teguestero apuntaron que el dispositivo era uno de los "más amplios" que se han realizado, con más de 200 efectivos entre Policía Local (de Tegueste y La Laguna, dado que la Villa cuenta con menos de una decena de agentes), Guardia Civil, Protección Civil, Bomberos Voluntarios y Cruz Roja. Además, en lo que a transporte se refiere, se volvió a poner en marcha la iniciativa de la pulsera exprés, que por 2,3 euros permitía el traslado en guagua desde Aguere para que los romeros evitasen el uso del coche.

La instalación de un punto violeta -para difundir información contra de la violencia machista- y el reparto de 10.000 vasos reutilizables fueron otras dos iniciativas destacadas de esta cita con la mejor gastronomía, música típica y escenas pintorescas que siempre dejan estos desfiles. Otro dato: después de doce años al frente del Ayuntamiento de Tegueste, esta romería también fue la última como regidor local del actual alcalde, José Manuel Molina. La fiesta, eso sí, todavía no ha terminado: hoy, a partir de las 13:00 horas, Día del Carretero.