Licenciado en Filología Inglesa y experto Universitario en Protocolo Ceremonial de Estado, llegó al Ayuntamiento de Arafo en 1995. Secretario de Alcaldía desde 1996, en 2017 asumió la segunda Tenencia de Alcaldía y en 2011 y 2015 fue elegido alcalde con mayorías absolutas.

¿Su renuncia a repetir es un compromiso personal o una promesa pública?

Ambas cosas. En 2015 prometí a mi familia que si el pueblo de Arafo me daba la oportunidad de gobernar sería la última vez y lo hice público. El proyecto de AIArafo comenzaba su andadura con un objetivo concreto para 2019, como así ha sido. En la vida hay que tener palabra, si no de nada sirven los principios. Tengo esposa y tres hijos, quiero cumplir con lo que les prometí.

¿Tampoco aparece en una candidatura supramunicipal?

Me hubiera gustado, pero no dependía de mí.

¿Sabe por qué Calzadilla perdió la confianza en usted?

Yo nunca perdí la confianza en Calzadilla. Tendría usted que preguntarle a Calzadilla. En cualquier caso, las circunstancias que nos conducen a determinadas actitudes, como la vida, se van quedando atrás y, al final, lo que permanece son las personas y los sentimientos, que es lo verdaderamente importante.

Estuvo a su lado 16 años, como secretario y como concejal. ¿Quién fue Domingo Calzadilla?

Fue el alcalde de este municipio durante 36 años y medio. Lógicamente, al ser un periodo tan largo, ha sido una persona relevante en la historia reciente mi municipio.

¿Cuál es su mayor logro?

La recuperación económica. Cuando asumí la Alcaldía nos encontramos una deuda de 7,5 millones de euros y este año se cerrará por debajo del millón.

¿Qué se le queda en el camino?

En 2011, el primer objetivo fue sanear el ayuntamiento, recortando gastos sin que ello perjudicara el bienestar los vecinos. Por eso continuamos y mejoramos, dentro de la época más dura económicamente hablando, las ayudas sociales y también la de los estudiantes, mantuvimos y potenciamos la cultura y nos vimos obligados a recibir dos polígonos industriales con el objetivo de seguir potenciándolos para crear empleo: El Carretón, exclusivo de Arafo, y Valle de Güímar. Sin embargo, mi mayor desconsuelo ha sido no haber podido contar con la herramienta ni los recursos que me dieran la oportunidad de embellecer todos los rincones del pueblo. Espero, aunque ya no sea dentro de este mandato, que la licitación del pliego de los servicios se culmine en breve para realizar esos trabajos y disfrutar plenamente de uno de los municipios más hermosos y con más potencial de Canarias.

¿Quién es Francisco Javier Hernández?

Un concejal de la oposición de este ayuntamiento.

¿Qué falta para que en este Valle de Güímar haya unidad?

Que se cumplan los compromisos adquiridos por la parte política y técnica y menos afán de protagonismo. Los intereses de los municipios no pueden supeditarse a los intereses políticos. El político nunca debe olvidarse de sus responsabilidades, sea de gobierno u oposición.

¿Es una percepción o la forma de hacer política de la alcaldesa de Güímar le genera mucho malestar? Un ejemplo: la raya azul

Cada persona tiene su forma de trabajar en todos los ámbitos y la política no es una excepción, todo lo contrario, es, si me permite la expresión, un escaparate del municipio. Arafo y Güímar son pueblos serios, cargados de nobleza y cultura, de gente trabajadora y luchadora que se esfuerza a diario. Arafo y Güímar esperan que sus representantes sepan respetar y transmitir esos valores en el municipio y hacía el exterior.

¿Se ha sido injusto con Arafo en el tema del Polígono?

Totalmente injustos. Se firmó un convenio en el que los beneficios se repartieron a tres partes iguales, a pesar de que Arafo tiene casi el 54% de la superficie. Lo lógico era mantenerlo también a tres partes iguales. No olvidemos que de todas las infraestructuras somos titulares al 33%. Mi lucha no ha sido otra que defender de una manera justa los intereses económicos de Arafo.

¿Por qué la política local es aquí tan arisca y extremista: o conmigo o contra mí?

Creo que quedan muy pocos ya de los que practican ese tipo de política.

¿Cree usted que el próximo gobierno municipal surgirá de un pacto?

Nunca ha habido un pacto en Arafo, aunque he de confesar que me habría gustado dar responsabilidades de gobierno a algunos miembros de la oposición. Por eso me empeñé en recuperar el apoyo de Luis Domingo Marrero durante el primer mandato y en este segundo de Liberto Flores. Cuando comencé en 2011, el primer sorprendido de obtener mayoría absoluta fui yo mismo. Sustituía a un alcalde de mayorías absolutas ininterrumpidas durante 36 años y medio, nací en Güímar, vivo en Candelaria y pasaban de 3 a 5 el número de panchas políticas que se presentaban. Más tarde, en 2015, abandonando el PP escasos meses antes de las elecciones, con 6 planchas políticas, la generosidad de los vecinos y vecinas de Arafo nos siguió dando la mayoría y volví a ser el primer sorprendido. Arafo es un pueblo generoso, sabe lo que quiere y no le gusta la crispación.

¿Volverá a la política?

Sigo en política apoyando a mi partido AIArafo, ahora de la mano de CC.

¿Dispuesto a seguir como empleado municipal que es?

Por supuesto, vuelvo feliz y en paz. Hace casi 25 años que empecé en el ayuntamiento. Lo elegí como destino para realizar el servicio sustitutorio de la mili. Aquél 28 de septiembre de 1995, me despedía de mi hermana pequeña quien me deseó mucha suerte. Fueron las últimas palabras que tuve con ella. Falleció media hora más tarde tras una larga enfermedad. Y ciertamente, he tenido la suerte de trabajar para un municipio al que respeto y admiro enormemente.