Hay días que, por más que pase el tiempo, siempre quedan en el recuerdo. En este caso, en el recuerdo malo. El 31 de marzo es una de esas fechas que quedarán grabadas en la memoria colectiva de una ciudad poco acostumbrada a las tragedias.

Tal día como hoy, hace diecisiete años, el cielo plomizo de media tarde quiso que la capital tinerfeña -y parte de La Laguna- fueran los receptores de una de las mayores trombas de agua que se recuerdan en la Isla. Por precisar el dato, 224 litros por metro cuadrado entre las 15:00 y las 20:00 horas, con algunos intervalos que apenas dieron tregua para asumir el desastre.

Poco o nada se podía intuir de lo que ocurriría después cuando, a las 12:00 horas de ese mismo día, lucía un sol radiante en la capital. Menos aún en una tierra en la que llover de esa manera no es habitual. Ni siquiera las previsiones meteorológicas que se habían emitido para esa jornada hacían prever un fenómeno que, desde ese día, quedó grabado a fuego en la memoria de los vecinos de la capital: la gota fría (técnicamente depresión aislada en niveles altos, DANA).

Las consecuencias de tal cúmulo de fenómenos -mucha agua, infraestructuras no adaptadas, confianza de la gente-, como ya son conocidas, fueron ocho personas fallecidas, casi un centenar de viviendas afectadas, sobre todo en barrios como Valleseco, San Andrés y La Alegría y un sinfín de incidencias en otro tipo de infraestructuras.

En definitiva, una tragedia que no solo cambió los protocolos de actuación en determinados ámbitos municipales, sino que aceleró la conciencia colectiva frente a un fenómeno nunca antes sufrido en Santa Cruz y alrededores y forzó a las administraciones a actuar con rapidez para mejorar infraestructuras básicas en barrancos y vías de la capital y de La Laguna.

"La gente sigue teniendo miedo; esperamos que no llueva de esa manera otra vez". Es el resumen que hacía una vecina hace unos años y que refleja con claridad que, por mucho tiempo que transcurra, cuando el cielo se oscurece sobre Santa Cruz el recuerdo de la tragedia siempre regresa.

El alcalde, José Manuel Bermúdez, dijo que "mi primer recuerdo cada vez que nos aproximamos al 31 de marzo se centra en los vecinos que perdieron la vida en aquellas horas desgraciadas. En ellos y en sus familias, porque padecieron las consecuencias de una de las peores tragedias sufridas en la historia de nuestro municipio".

Fue un hecho que "nos hizo ver la fuerza de los fenómenos meteorológicos cuando se manifiestan con una magnitud tan descomunal. Algo que hoy en día observamos prácticamente en todos los rincones de la tierra, con la acentuación del cambio climático".

Pero aquella tromba de agua "también puso de manifiesto la demostrada capacidad de resistencia del pueblo santacrucero ante la adversidad, evidenciada en otros instantes de su historia, en episodios de todo tipo. La respuesta solidaria de la población y los efectivos de tantos cuerpos de seguridad y protección civil a la llamada de auxilio, igual que el civismo y la abnegación de los vecinos, nos llena de orgullo".

Asegura que en esa línea de respuesta, "durante el tiempo transcurrido se ha revisado y actualizado el Plan Municipal de Emergencias, con la aplicación de directrices básicas en materia de resiliencia, y la renovación de recursos personales y materiales para su gestión".

En cuanto a infraestructuras, solo durante los últimos ocho años "se ha invertido alrededor de 60 millones en medio centenar de obras para reforzar la seguridad en barrancos y mejorar los sistemas de pluviales, en cooperación con el Cabildo".