Una malagueña para recordar a Isabel Canino cantada por María Esther Álvarez, una maravilla acústica que envolvió por completo el Intercambiador de Santa Cruz y que llegó al alma de los trabajadores presentes y familiares, compañeros y conocidos que no quisieron perderse el homenaje... Lágrimas, gestos serios, manos al aire, aplausos y satisfacción por mantener un año más la cercanía del recuerdo de una mujer querida, cariñosa y alegre que dejó huella en Titsa. Una buena persona, resumían los presentes.

La figura de Isa se ha hecho más grande que nunca en la sociedad tinerfeña tras cumplirse 10 años desde que su asesino, Salvador Morales, segó su vida de forma cruel y humilló los sentimientos de su familia y amigos durante más de dos meses hasta que el cuerpo fue encontrado en una fosa séptica.

En el acto de homenaje de ayer su madre Isa y su hermana Eladia se mantuvieron todo lo firme que se podía, mientras contemplaban el amor y cariño de sus compañeros ante un episodio que nunca se les borrará de la memoria. Una jornada sobre violencia de género inició el sentido homenaje y el hall del Intercambiador sirvió para que con una malagueña y las manos de morado de sus compañeros, unos 100 presentes, se simbolizara el rechazo más absoluto a la violencia de género.

Al final, en la dársena de las guaguas urbanas, se destapó la nueva placa en recuerdo de Isabel Canino.

"No es justo, no podemos seguir viviendo situaciones como estas, no porque mi hermana no esté aquí ya, sino porque ninguna mujer tiene que vivir nada parecido. Ha sido muy duro, primero por la desaparición y luego por el proceso judicial que no nos ha llenado", explicaba Eladia con gran entereza.

Lo que tiene claro es que "la Justicia no ha sido contundente con la condena. Esos 19 años no son suficientes, ni para el asesino de mi hermana ni para cualquiera que haya matado a una mujer. Tiene que ser más dura, contundente y eficiente y se tiene que cumplir íntegramente cualquier condena", se quejó.

Cuando terminó el acto, algunos de sus amigos hacían corrillos en los que la figura de Isa y las circunstancias de su muerte eran las protagonistas: "Fue de una vileza extrema", recordó María, una de sus compañeras, con lágrimas en sus ojos y en la cabeza "la imagen de Isa en la flor de su vida al frente de un volante y repartiendo alegría y camaradería a los amigos".

Otra de las caras más reconocibles fue la de María Esther, la primera jubilada en Titsa que puso la melodía al momento y "todo el alma. Soy cantadora de folclore. Tenía mucho feeling con Isa, la gente decía que nos parecíamos, éramos culonas -dice con una gran sonrisa cómplice-. Era una buena compañera y la pena es que no supimos lo que le estaba sucediendo", dijo.

También Irene Suárez recordó "aquellos momentos de rabia e incertidumbre que tuvimos hasta encontrar el cuerpo de Isabel".

Allí también estaban el gerente de Titsa, Jacobo Kalitovics, con total apoyo de la empresa a sus trabajadores para los actos; el presidente del Comité de Empresa, Virgilio Gómez, o la directora de Personal, Nazaret González, quien relató la intención de que "la fecha del 21 de marzo sea el Día contra la Violencia de Titsa. Así se hará por todo lo que significa", finalizó.