Luisiana atrajo a Alejandro Escarabajal, actualmente profesor de Primaria del colegio Virgen del Mar, y así marchó a St. Bernard Parish en el Estado de Louisiana (EEUU) divulgando la historia y la cultura de las Islas Canarias, en Los Islenos Heritage & Cultural Society Museum y en el centro educativo Chalmette High School. Los miembros de Los Islenos Society siguen trabajando para que la cultura y la tradición del modo de vida de los isleños que un día se asentaron en estas tierras americanas no se pierdan en el olvido y se mantengan en la memoria de las nuevas generaciones transmitiendo la historia y la cultura de un pueblo forjado por canarios, actividad que compartió con la docencia en Benjamin Franklin School (Middle), en la ciudad de New Orleans, como docente de español. En este periplo por Luisiana sigue inmerso este profesor y en esta entrevista explica cuál es ese puente que une a Canarias, Tenerife especialmente, con Luisiana.

¿Por qué comenzó esta investigación?

Comencé a recoger estas memorias y recuerdos de la gente mayor el último año de residencia que estuve allí. Durante esos tres años y medio que pude compartir experiencias y anécdotas con muchos de ellos, me di cuenta de que eran parte de mi familia, pues tenía bastante contacto con ellos y me contaban muchas anécdotas e historias que a ellos les pasaban cuando eran más jóvenes o incluso niños. Me resultó curioso que todo eso no estuviese recogido en ningún medio y que simplemente se transmitiera oralmente de generación en generación, pero que no quedase registrado en un documento escrito.

¿Quedan vestigios de familia y población vinculada a las Islas?

Muchos descendientes han estudiado sus raíces genealógicas y han determinado el lugar de procedencia de sus antepasados, y en la mayoría de los casos ha sido en Tenerife. Hay numerosas localizaciones como son Taganana, Los Realejos, Icod, Garachico. Por cierto, este último municipio eran originarias estas primeras familias que decidieron cruzar el charco y descubrir una nueva tierra para tener un futuro mejor y lleno de ilusión.

¿Qué contacto ha tenido con los herederos de esas consaguineidad canaria que está en Luisiana?

El contacto que he tenido en algunos casos ha sido el de convivir con ellos en la misma casa varios días o incluso semanas, o simplemente el haber compartido diferentes ratos o eventos que hemos celebrado, con los que luego haces amistad, entras en confianza y a ellos les encanta que preguntes por sus recuerdos en diferentes ámbitos de la vida. De ahí obtenía información recopilada en entrevistas audiovisuales, fotografías, vídeos o documentos de diferente índole.

Se habla también de cierto reflejo dejado en la arquitectura, sobre todo en la construcción de las casas, y en el alineado de calles, en estas tierras norteamericanas, ¿es cierto?

Hay una importante herencia arquitectónica española en la ciudad de Nueva Orleans, más concretamente en el barrio de French Quarter, curiosamente traducido al español es el barrio francés, pero de francés tiene poco. Los edificios más populares y de más prestigio, destacando los balcones de metal, son de la herencia española.

¿Qué otra herencia ha dejado Canarias allí?

Hay que dejar claro que los primeros asentamientos de canarios en Luisiana fueron cuatro: Galveztown, Valenzuela, Barataria y San Bernardo. En la misma ciudad de Nueva Orleans también se asentaron unos 200 canarios, pero al estar más en contacto con la sociedad americana perdieron más rápidamente las costumbres y la lengua española. Actualmente en el pueblo de San Bernardo, que está a poco más de media hora de Nueva Orleans, es donde más número de isleños se concentraban. Después de la Segunda Guerra Mundial y tras el último gran huracán, Katrina, muchos isleños se fueron hacia el interior de Luisiana, por lo que se ha ido perdiendo esa comunidad isleña, que aún queda, pero que es cada vez más escasa.

Algo que me gustaría destacar, igualmente, es el complejo de Los Isleños, instalado en la zona donde los primeros canarios se asentaron en San Bernardo. Allí la Sociedad de Los Isleños posee un museo que se puede visitar todos los días y varias casas antiguas, todas ellas donadas por descendientes de canarios y que conservan fielmente el estilo de vida de los isleños. Sin duda, al entrar en estas viviendas es como si te trasladaras a finales del siglo XVIII y te hicieras un poco la idea de cómo era el estilo de vida de esos primeros canarios que fueron a unas tierras que no conocían y tampoco su climatología. Tuvieron que sobrevivir a muchas dificultades y problemas, pero lo consiguieron la mayoría de ellos y no solo eso, sino que tuvieron una importante descendencia luchando por su tierra en numerosos conflictos y guerras, pues ya sus descendientes eran americanos.

¿Hacia dónde va ahora su investigación en este momento?

He estado más de un año recopilando información, textos, documentos y entrevistas con los descendientes de los canarios, isleños, y me he propuesto recopilar todo esto en un libro que quisiera sacar a lo largo de este año. Quiero destacar la inestimable ayuda de Ulises Martín Hernández, profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de La Laguna.

¿Sigue existiendo un puente con futuro entre Luisiana y Canarias?

Absolutamente, desde hace muchos años, la Sociedad de Los Isleños celebra cada mes de marzo en el complejo museístico el evento Los Isleños Fiesta, donde participa siempre un grupo folklórico de las Islas, además de eso aprovechan también para ofrecer algo de gastronomía canaria, como es un puchero americanizado, al que llaman caldo y también algo más popular como es la tortilla de papas. Es un evento que atrae a miles de personas el primer fin de semana y del que yo, hasta 2018, era colaborador habitual. Son muchos los canarios que hemos tenido contacto con esta sociedad y uno de los primeros que realizó un audiovisual fue Manuel Mora Morales, en los años 80. Luego otros hemos cogido ese testigo. Seguirá creciendo la comunicación y colaboración entre Luisiana y Canarias.