El rechazo unánime del Pleno del Ayuntamiento de La Victoria de Acentejo al proyecto de la depuradora comarcal, prevista por el Plan Hidrológico Insular cerca de La Palmita, no encontró ayer demasiado eco entre la ciudadanía. Todos los partidos con representación municipal (CC, PP y PSOE) respaldaron el pasado 17 de enero una gran movilización contra la ubicación de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) junto al barranco Hondo, en la costa victoriera, pero en la tarde de ayer apenas 200 vecinos se sumaron a una manifestación que no cumplió las expectativas para un pueblo con 9.040 habitantes.

Los vecinos empezaron a concentrarse junto al ayuntamiento pasadas las cuatro de la tarde y, poco después de las cinco, iniciaron un largo trayecto que los llevó muy cerca de la parcela donde se pretende situar la depuradora que tratará las aguas residuales de La Victoria, La Matanza y Santa Úrsula.

Detrás de la pancarta que abría la marcha, con un gran "No a la depuradora en La Victoria", el alcalde, Haroldo Martín (CC); concejales del gobierno, y vecinos. Se repartieron gorras blancas con el mismo lema, y varios carteles donde colectivos locales se sumaban al rechazo: las comisiones de fiestas de Santa Eulalia y San Juan; las asociaciones de vecinos de Carretera Vieja y Santo Domingo; los clubes de fútbol; las Ampas La Pedrera y Acentejo; el club de la tercera edad Tagoro Victoriero, y hasta Cáritas La Victoria.

Un viejo coche con megafonía abría la comitiva con una cuña en la que el ayuntamiento justificaba su no a la depuradora "por el medio ambiente, por nuestra costa y por nuestra gente". Entre no y no, no paró de sonar parte del himno a la lucha canaria, que repitió incansable lo de "canario lucha, como lucharon los guanches".

Tras la pancarta, los vecinos coreaban "¡no a la depuradora!", combinado con un "¡La Victoria unida, jamás será vencida!".

Estuvieron, en un segundo plano, los ediles del PSOE. No acudió, por encontrarse de viaje, Leo García (PP). Tampoco se vio al concejal no adscrito que pidió la manifestación: Fermín Correa.

Un solar cercano al lugar donde se prevé la EDAR se convirtió en lugar de avituallamiento de manifestantes. El consistorio colocó carpas y repartió botellas de agua, plátanos y dulces. En la megafonía, antes de la vehemente lectura del manifiesto por parte del alcalde, sonó Juan Luis Guerra para recordar que "como tú, no hay ninguna".

En este ambiente casi festivo, algunos descubrían el lugar exacto donde se prevé la depuradora. Medio en broma, medio en serio, otros preguntaban "¿dónde está el garrafón escondido?". Pero el del vino, tampoco vino.

Tras un descanso, Haroldo Martín leyó un manifiesto en el que destacó que "todas las formaciones políticas caminan de la mano por un interés común, viviendo un tiempo único y sin precedentes porque no queremos la depuradora en nuestro pueblo".

El alcalde dijo que se ubicaría "un paraje natural protegido, donde anidan especies de aves únicas, por lo que estaríamos hablando de un atentado contra el medio ambiente". Y añadió que, cerca de la EDAR, "hay núcleos urbanos tan importantes como los de cualquier otro municipio".

Martín recalcó que esta depuradora rompe los planes municipales para la costa: "En breve dará comienzo una importantísima obra para la recuperación del sendero que da acceso a barranco Hondo y a la única playa del municipio". Para el consistorio, la EDAR obstaculizaría "el crecimiento de La Victoria y la recuperación de sus parajes naturales".

"La instalación de la depuradora hará un daño irreparable al paisaje y al proyecto de expansión turístico y cultural que tenemos de nuestro bello municipio. Y será un atentado contra las cuevas del barranco, en investigación por su posible valor histórico", aseguró.

El alcalde cerró su intervención reiterando que acudirán a "un contencioso administrativo contra el Plan Hidrológico de Tenerife en la parte que afecta al municipio".

Una vez dicho no a la depuradora, con apenas 200 voces, tocó rehacer el camino. Todo cuesta arriba.