"Muchas personas no fueron a misa ayer". Lo "certifica" Antonio, "el taxista", y lo avala Beatriz Acosta, vendedora del mercadillo del agricultor, que acredita que aquellos que solían ir a la Basílica tempranito y luego a la churrería cambiaron sus hábitos este domingo porque la Virgen no está en Candelaria. "Me lo comentó la panadera. El sábado, cuando se marchó la Virgen, la gente de la barriada no salió, tal vez por coraje. Prefirieron quedarse en sus casas amulados, retrancados, pero el sábado 28 seguro que las van a buscar a Barranco Hondo para traerla a su casa", explica.

Los comerciantes de la calle de La Arena consultados por EL DÍA rehuyeron transmitir una sensación de soledad; si bien más de media docena de bares y restaurantes de la vía principal ya han comenzado a cerrar, como el bar Plaza -frente a la Basílica- o el restaurante La Dársena -en el puente-, o lo tienen previsto hacer desde hoy, como Casa Marina, Yaracuy, El Gilorio. Otros adaptarán su horario, como Doña Paca, que adelantará su horario de cierre de lunes a jueves, o la floristería de Pepe. Eso sí, todos se preparan para vivir la mañana del sábado 28, cuando regresa la Patrona de Canarias a la Basílica, como si fueran "unas pequeñas fiestas de agosto".

Todas las personas consultadas coinciden en que el sábado, el día de la marcha de la Virgen de Candelaria a Santa Cruz, se notó la ausencia de personas en la Villa Mariana; ayer fue otra cosa: "Como un día de invierno cuando llueve", explicó Paco García Hidalgo, que regenta la Casa de las Imágenes desde hace 37 años. Él asegura que, por su experiencia, la caja que se deja de ganar estos días se repone en tres o cuatro fines de semanas siguientes al regreso de la Patrona. Incide en que, en la zona de la Basílica, tal vez se deja notar la falta de personas, pero "aquí ya vienen familias a disfrutar de la restauración; es bonito estar sentado tú y que el camarero te sirva lo que tu consumes habitualmente porque te conoce. Y eso pasa aquí", añade.

Rosario, vendedora de lotería, dice que han caído las ventas, pero "han venido aquellas personas que no saben que la Virgen no está". Aunque no faltan los turistas, como dice Agustín Herrera, refiriéndose a uno grupo de personas llegadas desde Las Palmas.

Esther Baussou, que regenta el kiosco de la entrada de la calle de La Arena, dice que ella no solo vive de las personas que acuden a ver la Virgen, sino también del día a día que se vive en la Villa, la zona del Centro Cultural. Y pone de ejemplo los bailes que se desarrollan desde hace ya semanas en la plaza de las instalaciones, mientras precisamente el organista recuerda por megafonía que estarán todos los domingos desde las cinco a las ocho de la tarde. No falta quien ve con optimismo estos días: "Hoy no había colas, había total comodidad para aparcar frente al ayuntamiento". Quien no se consuela, es porque no quiere.