Los Triquis se alzaron anoche con el primer premio de Interpretación, logrando todo un hito en esta época, al conseguir, por tercera vez consecutiva el máximo galardón. Una sorpresa, ya que los favoritos eran Los Bambones, que quedaron segundos, por delante de La Traviata.

La gran final de murgas desbordó todas las previsiones, de ahí que la organización se viera obligada a retrasar hasta las 21:00 horas, treinta minutos sobre lo previsto, el inicio de la fiesta de la crítica más esperada. Aún así, con la Ni Fú-Ni Fá sobre el escenario, miles de personas aguardaban su turno en dos colas para acceder al recinto portuario que, a buen seguro, ya superaba las diez mil localidades de las 12.000 previstas.

El espectáculo arrancó a la americana. Con cuatro pantallas, dos de ellas entre el público, y fuegos sobre el escenario que se fueron prendieron según se presentaba a cada componente de las ocho finalistas. Pero para abrir boca, primero un homenaje a la madre de la crítica de Canarias: la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, que, como expresión de que esta modalidad es la voz del pueblo, entró desfilando entre el público. El codirector de la murga madre, Ulises Noda, que reemplazó al titular, Enrique González –que se recupera de una reciente intervención quirúrgica–, gozó de una visión excelente desde el escenario.

Ni Fú-Ni Fá.- La Fufa saludó con su presentación y ejecutó dos de sus canciones, presentadas por el histórico componente y secretario de la sociedad, Sergio Hernández de León. El primero, “Sexicebón”, un tema de humor sobre los gruesos; el segundo, el “Informe Fufa”, de Javier Guadalupe, joven promesa que ya militó en Triquis y luego en Caducos. Buena dicción, voces claras… que permitieron que la Fufa se familiarizara con el escenario de las bodas de oro del concurso. Por lamentar algo, se echó de menos su “Cubanito”, que les permitiera desquitarse del miedo escénico que padecieron. La Fufa ejecutó una sobria intervención, con Ulises Noda, el Enrique González de hace 40 años, al frente. Por lo tanto, queda Fufa para rato.

Bambones.- Ya sea por la lejanía del escenario a las aficiones o por la celebración del concurso al aire libre, la fuerza de los de El Cardonal quedó diluida en su pasacalle. Al término de su presentación, sólo cabe una definición para su actuación: sensacional. Bambones no quiso repetir la experiencia del año pasado e hizo muchísimos méritos para que el primer premio se conociera desde ese instante, ante la imposibilidad de que otra murga ejecutara una intervención mejor. Podría ser diferente, pero no desde la crítica, la ironía y la sátira que tiene nombre propio: Bambones.

Los de Primi comenzaron con “Santa Cruz es un spa”, en el que invitaron al público a darse un baño de aceite en Valleseco; una sauna esperando en el coche a llegar a Las Teresitas; los aromas de Cepsa o embarrado de chocolate, que se consigue en los barrios. Después de este impresionante inicio, cuando parecía que no se podía mejorar, cargaron contra los políticos que atentan contra Santa Cruz.

Pero llegó la telonera “Verdadera historia del cierre del Parque Marítimo”, que representó la pelea entre Felipe Campos y Luis Gil, e hicieron grande aquella máxima de Ernesto Salcedo sobre la murga: La voz del pueblo. Contaron que “está cerrado por un culebrón desgraciado”, “todo por una rusa”. Retomaron entonces el hilo conductor, cómo llegar a la playa recorriendo el frente de la ciudad. Contenedor, contenedor, contenedor, un mamotreto… Santa cruz es todo menos una ciudad abierta al mar”.

El segundo, otra joya. “Carnaval politizado”. ¿Una historia de humor? ¿Más caña? Bambones apostó por la esencia murguera. Letra, letra y letra. Inteligente, bien ordenada y hasta comprometida. Eso sí, sería injusto no elogiar el trabajo de Carlos Mas para lograr, con creces y gran brillantez, que las murgas se escucharan a la perfección en un recinto abierto.

Desde “Carnaval politizado”, los de El Cardonal rindieron homenaje a la fiesta y reprocharon que Oñate, Zerolo y Llanos “perdieran el culo” por una foto. El tema fue a más. Establecieron el Premio al Público, e invitaron a los espectadores a mandar mensajes de apoyo a Zerolo, con “mama Tenerife”; a Paulino Rivero, con “Arona enchufe sobrina”; o a Llanos, “ojoojo sin espacio”. Luego entregaron el premio de Presentación a Norberto Plasencia, nuevo concejal de Fiestas, por su disfraz de Julián Muñoz (dado su parecido). A Zerolo no se lo pudieron entregar por estar ausente y a Llanos, el de consolación. Y a Pedro Mengíbar, el de Interpretación, por venderse a la comisión. El premio del Público no se concedió por un empate técnico a cero. Bambones no quisieron quedarse fuera de la crítica y reconocieron que se colaban en el coso, detrás de “un culo de comparsa”; que no veían la gala, “aunque un componete sí una de Las Palmas”; que en sus filas había un seguir de Diablos. Y reprocharon que haya carnavaleros sinvergüenzas politizado por un sueldo.

No se anduvieron por las ramas e hicieron una crítica excelente. Directos, con muchísima fuerza. En su estilo, todo hacía temer que no habría ninguno mejor. Gracias, Bambones, por esta noche.

Triqui-Traques.- De los reyes de la buena crítica murguera a los máximos exponentes del espectáculo: Triqui. Comenzaron con un pasacalle cálido, para seguir con su primer tema de concurso: “Sinfonía número 69 de la Royal Afilarmónica del número fortywan con traje de Stradivarius que cogimos prestado en un container de aquí la lado... con todos ustedes: la Sinfónica”. Alternaron su magisterio en el show y el juego cacofónico y genial puesta en escena con la introducción de tres referencias con contenido: el abandono del Parque Marítimo y del frente de Santa Cruz en general; el mal rollo que existe en la orquesta sinfónica y el homenaje a la gente del Carnaval. Y entre estrofa y estrofa, recorrido por los instrumentos. Lo mejor, la similitud de Triqui con el concierto real de la propia Orquesta Sinfónica, máxime cuando terminaron interpretando el mismo tema y casi con la misma calidad.

El segundo, “Chapoteando de forma ordenadita con una sonrisa en la carita”, una demostración del sello Triqui. Hizo las delicias de los amantes de este género suelto, desenfadado, poco comprometido con la realidad social, pero muy comercial para entender el humor visual de la postura del delfín, la del pingüino… No hacen las del 69 porque se ahogan, dijeron. Luego incluyeron el fichaje de Paco, un canarión; la referencia del clíper de fresa. El momento más divertido, cuando sacaron los pies los componentes de la primera fila que, desde el principio, cantaban como si estuvieran dentro de una piscina. Puesta en escena muy superior a su intencionalidad. Divertidos. Tal vez, habría que sopesar si el jurado se dejaba intimidar por la carga de crítica política sensacional. Perdón, y terminaron Triqui alimentando su show y el espectáculo de la final. Pero el premio de coreografía se entregaba por en el puerto de Santa Cruz.

Ni Pico Ni Corto.- La interrupción por la publicidad se dejó sentir porque cortó la entrega del público. Pero era la antesala de lo que estaba por venir, pues Ni Pico fue una murga que se tiró al muelle a buscar el aplauso fácil con elogios a “mi Carnaval”, para luego concluir con un segundo tema que, tal vez como les ocurriera ya con su despedida “Chicharrero”, optan a que la consejería de Turismo del Gobierno se la compre para promocionar Canarias, pero con la que poco tenían que hacer para lograr un premio. Eso sin obviar la más que cuestionable calidad de sus voces. Su primer tema, “De Oca a Oca y critico por que me toca. Cambio y corto”, hizo un repaso, desorejado, por diferentes rincones de Santa Cruz, convertida en el particular tablero de la Oca para Ni Pico. Los de Félix Padilla recordaron que la Plaza de Toros es patrimonio del pasado, donde se celebraba el concurso; lo más crítico fue su rechazo a que, cuando “cayeron” en la calle de la Noria, ahora alguien los quiera echar del local, para seguir al auditorio, que le permitió recordar el abandono del Parque Marítimo. Descubrieron para el público que “el pueblo ganó con Las Teresitas”, al margen de que el pleito judicial esté aún sin resolver. De ahí, a la cárcel, para hacer una difícil referencia a la muerte de la niña de El Mojón. “Que lo pague el verdadero responsable”. Terminaron con la plaza de España, un lugar que prefieren como antes.

Su segundo, “2010, Odisea lo que sea ensayamos en frente del TEA, cambio y corto”, un viaje de astronautas inconexo, sin sentido, que simulaba la lentitud de andar por el espacio, con algunos intentos de humor al referirse al monte de Venus o los plutones; rotondas en el espacio y controles de alcoholemia. Terminaron tirándose a la piscina para volver a buscar el aplauso fácil del público con su canto a cada una de las Islas.

Lo mejor, su “Chicharrero”, aunque es más bonito el que vendieron a Ángel Llanos por 25.000 euros. Abrieron un paréntesis en la final.

Diablos Locos.- Y sonó el despertador del pasacalle trónico. Cuarenta años ya y los mejores en alardear de este pasacalle, incluso más que Bambones. Al término de su actuación, su pasacalle y despedida fueron mejor que su repertorio, y el primero, mejor que el segundo, tal vez por la complejidad. Arrancaron con un primer tema que cedía el protagonismo al público, para que criticaran lo que ven desde la grada. Primero, un espectador, aquel que dice que las murgas ahora parecen más chirigotas con tanto cambio de disfraces (ellos ayer ni se desnudaron, irreconocibles), también hay borrados –cantaron-, hay canariones que pagan 50 euros por una entrada para copiarse… Luego subió un trabajador de Urbaser que aportó la otra cara del carnaval, y hasta Zerolo, que dijo que los murgueros eran prepotentes y chulos… A él le respondieron que era un falso, chulo y mentiroso que desprecia a los barrios. Devolvieron el protagonismo al carnavalero de la calle para terminar con un rajazo a Pedro Mengíbar, justiciero que fuera de la comisión de fiestas en la que ahora trabaja de gerente. Terminaron recordando el mismo tema que Mengíbar le dedicó a Juan Viñas cuando ocupaba el mismo puesto que él ostenta. Demostró la grandeza de un letrista: veinte años después sigue dando fuerte y está de plena actualidad.

La crítica del primero, más política que social (que la dejaron en fase), la acompañaron con una canción que recordaba las palabras encadenas, sólo que uniendo todos los tics nerviosos de los mejores personajes que han sacado durante este tiempo. Suena a despedida de Víctor Asensio, su letrista. No era la gramola, pero tenía gran dificultad. Aún así, el primero fue mejor que el segundo.

Diablos Locos son el exponente del equilibrio del humor con la crítica. Pero Bambones había marcado un abismo. Primero Bambones, y hasta entonces, Diablos Locos tenía méritos de segundos, y unos Triquis muy visuales y más comerciales, tercero. Pero quedaban otras cuatro murgas.¿Habría acabado ya la final?

Clónicas.- La publicidad de Televisión Canaria volvió a hipotecar la agilidad a la hora de turnarse entre actuaciones una y otra murga. Las Clónicas, con la directora más carismática del Carnaval de Canarias, comenzaron con una presentación nostálgica que, quizás porque ya se escuchó en fase –donde quizás temieron quedarse– les restó el efecto sorpresa. Fue un homenaje a sus 10 años de historia, con los correspondientes disfraces lucidos durante este tiempo. Mucha fuerza. Voces claras: ¿una murga femenina? No; es la murga de Raquel. No desentonaron en la final. Comenzaron con “Al final del ejercicio una vez hechos o rotos los pactos nos centramos en el comercio que fuera de orden han quedado”, un tema que por nutrida incorporación de información recuerda a las canciones atropelladas de Bambones de hace 2 años.

Fueron capaces de unir en una sola canción casi tantos asuntos como años el director de la gala atribuye al Carnaval: 400. La perla de la canción, la metáfora en referencia a los políticos que tienen “corbatas manchadas por la corrupción”, lástima que la unieran con la referencia a “parlamentarios delincuentes cobrando un pastón”. También cambiaron el nombre a los políticos para facilitar los pareados: José Ignacio ¿Quizás sería Ignacio González? ¿Isidro Guimerá? Santa Cruz hoy está muerta, el Plan General y, lo mejor, que intentaron aclarar lo que no saben explicar ni los políticos: ¿qué es el fuera de ordenación? Y para explicarlo: los millones que debe pagar el ayuntamiento por la sentencia de Emmasa; la situación del mamotreto, Cabo-Llanos y la Refinería. Lo mejor, sin duda, “Tenerife, sin historia de su Carnaval”, un repaso por la fiesta desde 1987, cuando comenzaron los motivos, al margen de unir referencias que no se correspondían en el tiempo con los protagonistas.

Buen sabor de boca de Clónicas, participantes de la otra final en la que estuvieron Bambones, con Diablos y Triqui.

La Traviata.- Mantienen viva las presentaciones de Singuangos, obra y gracia de José Antonio González, una crítica que bien podrían envidiar aquellos que sólo se dedican a dar brincos. Y eso, para abrir boca. Luego, el pasacalle: “Santa Cruz se viste de disfraz, todo es Carnaval”. A partir de ahí arrancaron con “Paloma, la funcionaria”. Lo mejor, que ha sido de las pocas murgas capaces de incorporar asuntos recientes: caso del aviso de bomba en el pleno del Plan General. Una historia que recrea cómo pierden el tiempo los trabajadores públicos, para seguir con “En base del litoral perdido”, un tema que proclamaba a los cuatro vientos que la falta de playas en Santa Cruz, el abandono de su litoral y, en especial, del Parque Marítimo, eran los reyes. Anoche dejaron en el local a La Traviata de la eliminatoria. Sensacional segundo tema, salvo algún problema de un solista que no se oyó. El final, con sello Singuango: “Canta, conmigo, canta”. Méritos suficientes para desplazar del pódium a Triqui, si no fuera Triqui y ellos Traviata. Muy buen segundo tema: crítico, pero comercial. Por último, cabe destacar que Jose Antonio González “el Flaco” no quiso dejar a la murga sola y subió como componente.

Los Trapaseros.- Y explotó la bomba. Nadie diría que ya habían cantado en el certamen del Norte. Como motos “rompieron” el sonido. Su presentación fue la antesala de lo que estaba por llegar. Con su primer tema, “Mi tesis doctoral”, hicieron un análisis de por qué es el calentamiento climático global, que centraron en cargar por la campaña pagada por el Gobierno canario para buscar turistas potenciales en Islandia. Y sólo por siete millones de euros. Terminaron con sabor a Singuangos. Pero lo mejor era su segundo, su homenaje a Michael Jackson. Fue el musical “This is it”: Es lo que hay: las expropiaciones por el anillo insular, las urgencias, la delincuencia… Su letra se basaba en la selección musical de gran parte de los temas del rey del pop mundial. Resultó llamativo cómo mezclaban la tragedia de la niña muerta en El Mojón, culpando a los periodistas por la imprudencia informativa, con el toque de humor de que Las Palmas no va a igualar a Tenerife, salvo en la gala drag. Si no fueran del norte, en ese momento, cuando el público empezaba a retirarse, Trapaseros tenía un lugar en el podium. Pero Bambones a años luz, algo que se confirmaba según pasaba la final; y Diablos, segundo, por el equilibrio de crítica y humor.

Los Que Son Son.- Arrancaron con una presentación con mucha fuerza, para luego meterse con el director del periódico EL DÍA y la línea editorial del último año y medio. Su segundo tema fue peor que el primero. Un batiburrillo de asuntos varios que venían a advertir, en su opinión: “Despierta canario, Canarias se está muriendo”. Se sintieron más libres en el segundo que el primero. Apuesta por la crítica pura y dura.