HASTA el momento, sólo seis güimareros han sido prebendados de la Santa Iglesia Catedral de Tenerife: don Florentín Núñez y Torres (canónigo fundador), Isidro Quintero y Acosta (racionero fundador y canónigo), Juan de Castro Baute (medio racionero fundador), don Domingo Pérez Cáceres (deán y luego obispo), don Hipólito Jorge Dorta (beneficiado, canónigo de gracia y canónigo maestrescuela) y don Juan Jorge Dorta (beneficiado maestro de ceremonias y canónigo). Hoy nos vamos a ocupar de uno de ellos, el canónigo emérito don Hipólito Jorge Dorta, que nos ha dejado recientemente.

Nuestro biografiado nació en la calle San Pedro Arriba de Güímar, frente a la capilla, el 13 de agosto de 1923 a las tres de la madrugada, siendo hijo de don Vicente Jorge Pérez y de doña María del Carmen Nicolasa Dorta García. El 27 de ese mismo mes recibió las aguas bautismales en la iglesia de San Pedro Apóstol de dicha localidad, de manos del Dr. don Juan Jesús Amaro y Díaz, cura regente de la misma, y actuaron como padrinos sus tíos don Rogelio Márquez Jorge y doña Peregrina Dorta García, naturales de La Medida, al igual que su madre.

En su infancia, mientras cursaba los estudios primarios, actuó durante unos siete años como monaguillo de su pariente don Domingo Pérez Cáceres, por entonces párroco de San Pedro Apóstol. Pero a los doce años de edad tuvo que abandonar la escuela para ayudar a sus padres en las labores agrícolas, con el fin de sacar adelante una familia numerosa.

Luego, atraído por el ejemplo de don Domingo, que ya era deán de Tenerife, don Hipólito decidió seguir la carrera eclesiástica. Así, en 1942, a los 19 años de edad, ingresó en el Seminario Diocesano de Tenerife, donde cursó sus estudios. En 1947 recibió la prima clerical Tonsura y las dos primeras Órdenes Menores (Ostiariado y Lectorado); en 1948 recibió el Exorcistado y el Acolitado, así como el Subdiaconado; en 1949 fue ordenado de diácono y el 27 de abril de ese mismo año de sacerdote en la iglesia de San Pedro de Güímar, en la que había sido bautizado; menos la Tonsura, recibió todas las órdenes de manos del obispo Pérez Cáceres.

Posteriormente seguirían el mismo camino sus hermanos don Vicente y don Juan. Pero no es frecuente que tres hermanos decidan seguir la misma actividad profesional y, menos aún, que coincidan en la vocación sacerdotal. El primero fue durante 53 años párroco de Arafo (hoy emérito), además de encargado de Ntra. Sra. de Fátima en Güímar y durante algún tiempo arcipreste del distrito; mientras que el segundo fue Lcdo. en Derecho Canónico, rector del Seminario, beneficiado maestro de Ceremonias y canónigo de la Santa Iglesia Catedral.

Volviendo a don Hipólito, en 1953 obtuvo también el título de maestro de Primera Enseñanza. Antes de su ordenación recibió los nombramientos de prefecto de disciplina del Seminario (1948-1949) y notario eclesiástico menor del Obispado (desde 1949). Luego fue nombrado capellán de la casa-convento de las Siervas de María de La Laguna, que desempeñó durante 12 años (1949-1961), así como prefecto de estudios del Seminario Menor y profesor sustituto de Humanidades (desde 1949); sería formador del Seminario durante quince años.

Poco después obtuvo una plaza de beneficiado de la Santa Iglesia Catedral de Tenerife, que ocupó durante 23 años (1952-1975). Como tal, se le nombró administrador habilitado sustituto de la Diócesis (desde 1954), vicerrector del Seminario Diocesano y profesor de Humanidades (1955-1961), profesor de la Escuela Preparatoria de La Laguna, cura encargado de Santo Domingo de Guzmán de La Laguna (1958-1959), notario eclesiástico de la Curia de Justicia del Obispado (desde 1962) y profesor de Religión y Ciencias de la Facultad de Latín y Humanidades del Seminario Diocesano (desde 1962); asimismo, en los meses de verano quedó encargado con frecuencia de las parroquias de Santa Rosa de Lima en Guamasa o de San Mateo en la Punta del Hidalgo. Por entonces, acompañó a su pariente el obispo Pérez Cáceres durante su grave enfermedad y hasta su muerte en 1962. Posteriormente fue párroco de Ntra. Sra. de las Merced de Las Mercedes (La Laguna) durante casi 15 años (1963-1977), donde levantó el complejo parroquial y hoy da nombre a una calle; en el mismo municipio también estuvo encargado de la parroquia de Ntra. Sra. de los Reyes de Los Batanes (desde 1967). Además, continuó ligado al Seminario como profesor encargado de la cátedra de Historia Eclesiástica (1973-1990), hasta que renunció a dicha plaza, tras cuarenta años de actividad docente en dicho centro.

Luego ascendió a canónigo de gracia de la Santa Iglesia Catedral de Tenerife, cargo que ocupó durante 18 años (1975-1993) y que simultaneó con el de párroco de Ntra. Sra. de los Remedios del Sagrario Catedral de La Laguna, donde desarrolló su labor pastoral durante casi 21 años y medio (1977-1999). Además, estuvo encargado de la nueva parroquia de San José en La Laguna (desde 1977) y fue vocal del Consejo Diocesano de Administración (desde 1979), así como mayordomo del Cabildo Catedral (1984-1993). Finalmente, alcanzó la prebenda de canónigo maestrescuela de dicho Cabildo Catedral, en la que permaneció otros cinco años y medio (1993-1999). Una vez jubilado, en 1998 fue nombrado canónigo maestrescuela emérito y párroco emérito de la Catedral.

Su amor por la ciudad natal también quedó patente, pues junto a sus dos hermanos sacerdotes, don Vicente y don Juan Jorge Dorta, este último fallecido hace algunos años, fue el principal impulsor y fundador del Monasterio de Nuestra Señora del Socorro, en Güímar, el primero de la Diócesis, de monjes contemplativos. En un rasgo de desinterés y entrega, donaron una hermosa finca de su propiedad de 12.000 m2 en la parte baja de la ciudad de Güímar (en La Asomada) para construir en ella un monasterio, que ellos mismos financiaron en gran parte con sus bienes patrimoniales, hasta el punto de haber vendido otras propiedades para hacer realidad esta obra, que fue bendecido por el obispo de la Diócesis don Felipe Fernández e inaugurado el 1 de octubre de 2001, instalándose en él cinco religiosos de la Congregación de Monjes del Instituto de Verbo Encarnado, que se había fundado en Argentina. En reconocimiento a esta desinteresada aportación al patrimonio municipal, en 1995 el Ayuntamiento de Güímar les concedió conjuntamente la Medalla de Plata del municipio y dio el nombre de "Hermanos sacerdotes Jorge Dorta" a la calle de acceso a dicho Monasterio.

Asimismo, el 1 de septiembre de 2006 se le concedió la Medalla de la Virgen del Socorro, que le fue entregada en la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar el 15 del mismo mes, octava de la festividad de la Virgen, en reconocimiento a su colaboración con esta parroquia y con la ermita del Socorro, así como a su profunda devoción por la Alcaldesa Honoraria y Perpetua de Güímar.

El sacerdote don Hipólito Jorge Dorta falleció en la clínica San Juan de Dios de Santa Cruz de Tenerife el jueves 13 de enero de 2011, cuando contaba 87 años. A las cuatro de la tarde del día siguiente se ofició la Misa exequial en la parroquia de San Pedro de Güímar, que fue concelebrada por el obispo y numerosos sacerdotes diocesanos, y a continuación recibió sepultura en el cementerio de su ciudad natal, de donde sus restos pasarán dentro de unos años a la capilla del monasterio que promovió.

Descanse en paz el ilustre güimarero don Hipólito Jorge Dorta, canónigo emérito de la Catedral de La Laguna.