La periodista argentina Josefina Licitra supo de la existencia de la Operación Estrella, "la mayor fuga de una cárcel de mujeres de la historia", por casualidad en 2011, mientras preparaba un perfil de José Mujica, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Puesta a investigar sobre tal fuga, la de 38 presas de la cárcel de Cabildo, Montevideo, en 1971, Licitra terminó inmersa en la historia del movimiento tupamaro uruguayo (MLN: Movimiento de Liberación Nacional).

Sus primeras indagaciones demostraron que había muy poca investigación sistemática sobre el tema, por lo que el presente libro, según palabras de su autora, "está hecho de versiones" y confiado a "la condición resbaladiza y personal de los recuerdos". Licitra rastreó los nombres y las vidas de las treinta y ocho fugadas, habló con las que aún vivían y quisieron manifestarse, y reconstruyó el espacio histórico en que aquellas lucharon, sufrieron y dudaron.

Todos sus nombres están debidamente registrados en el libro, con las fechas pertinentes a su biografía, aquí sólo voy a mencionar a las gemelas Lucía y María Elia Topolansky, la primera de ellas porque llegó a primera dama del país con su marido Pepe Mujica, la segunda, María Elia, denominada "la Parda" entre los tupamaros, porque llegó a ser una de las mujeres más representativas del MLN.

El movimiento había surgido en la década de 1960, debido al abuso de poder ejercido por quienes manejaban la riqueza del país. Fue sumando efectivos a buen ritmo, llevando a cabo acciones cada vez más arriesgadas para recaudar dinero que repartir entre quienes vivían en la pobreza, hasta que en 1970 ejecutaron a un rehén y se convirtieron oficialmente en 'grupo terrorista'.

Fugada y en la clandestinidad, "la Parda" advirtió a los líderes tupamaros de que su escalada "estaba llevando a muchos compañeros a la cárcel e incluso a la muerte, y que estaban minando la popularidad del movimiento". Pero las palabras de una mujer no eran para tener en cuenta, las mujeres eran útiles para dar "un toque femenino" a la organización y para aliviar las tensiones con su mundo afectivo.

En el transcurso de las entrevistas, un antiguo tupamaro comentó cómo las mujeres no se entregaban a hablar, "hablan poco", a lo que una de ellas, en 2015, exclama: "¿Qué no hablamos? Yo más bien diría que casi nadie nos preguntó". Esta observación viene a cuento para explicar por qué una fuga tan espectacular como la de la Operación Estrella quedó reducida a una operación cosmética, una demostración de fuerza, mientras que la fuga de 111 presos del penal masculino de Punta Carretas, dos meses después, adquirió características épicas.

Pero, nos advierte una superviviente, el romanticismo hay que apartarlo a un lado "porque la revolución es cruel". Militar en el MLN significaba no sólo cárcel y torturas físicas y psicológicas, sino que aun estando en la calle tenías que vivir en la clandestinidad, perdías tu nombre propio, tus vínculos familiares y tu relación con los hijos si los hubiera, puesto que los embarazos no estaban recomendados.

Después de la dictadura cívico-militar (1973-1985), los militantes que aún había en Uruguay optaron por la lucha en la arena legal política, dentro del Partido construido con una conglomeración de gente de izquierdas denominado Frente Amplio, que llevó a Mujica a la presidencia. Las treinta y ocho estrellas tuvieron destinos muy diferentes, pero sus recuerdos, recogidos en el libro, mantienen el destello de la ilusión, el empuje y la resiliencia con la que vivieron la tensión, el miedo y el dolor de su militancia como tupamaras.