Las coincidencias son siempre rocambolescas: en plena resaca del brexit, se publican en España las últimas obras de dos autoras británicas que no solo coinciden en nacionalidad, sino en representar lo mejor de dos generaciones creativas muy alejadas en el tiempo, forma y concepción de la historieta. Los cuarenta años que separan a Posy Simmonds de Isabel Greenberg se reflejan en estilos y soluciones narrativas diferenciadas, pero son apenas un suspiro que demuestra la fortaleza de un medio en el que la convivencia de generaciones tan alejadas genera riqueza creativa desde el diálogo artístico.

Posy Simmonds es una reconocida autora que parte siempre desde una aproximación literaria al cómic (en algunos casos tan evidente como Gemma Bovery, editada por Sinsentido en 2010), que lleva explícitamente a su obra con la inclusión de extensos textos que hacen que sus cómics, por momentos, recuerden al libro ilustrado. El trazo elegante y la composición clásica vuelve a ser clave en su nueva obra, Cassandra Darke (Salamandra Graphic), un apasionante thriller que bebe a partes iguales del Cuento de Navidad de Dickens, de La conjura de los necios de John Kennedy Toole o de la ácida visión de la sociedad burguesa moderna y su relación con el arte de Tom Wolfe. Con intrigas, estafas y asesinatos, Simmonds va armando una deconstrucción en toda regla de su personaje principal, una repelente y odiosa versión femenina pero integrada en la alta sociedad de Ignatius J. Reilly, que se va despojando ante el lector de sus capas de cinismo y odio buscando la redención dickensiana. El finísimo e inteligente humor de Simmonds aprovecha para hacer un retrato despiadado del mundo del arte y de una sociedad construida sobre apariencias, dotando a Cassandra de una extraña capacidad: que no sea el personaje el que evoluciona, sino nuestra visión y percepción de ella. Un inesperado requiebro final para una obra extraordinaria.

Es curioso que Isabel Greenberg apuesta también por la literatura en La ciudad de cristal (Impedimenta), pero desde el propio protagonismo coral de su nueva obra. Esta jovencísima autora ha demostrado una capacidad de fabulación tan desmedida como original y personal en obras como La Enciclopedia de la Tierra Temprana o Las Cien Noches de Hero (ambas editadas también por Impedimenta), donde con una solidez desbordante se adentraba en el terreno de la construcción del cuento y del mito, aprovechando una medida ingenuidad para deslizar poderosos discursos de empoderamiento y renovación. En su nueva obra, se acerca a una familia creadora: las de las cuatro hermanas Brontë, un referente literario que usará de anclaje en la realidad para explorar los mundos personales creativos de las hermanas, coincidentes en una ficticia Ciudad de Cristal que, a modo de imaginación común, actúa de espacio privado para la libertad creativa y la búsqueda. Como si miráramos a través de un agujerito mientras una niña juega, lo imaginado se convierte en real en paralelo a la realidad de un contexto personal e histórico que condiciona toda la vida de las hermanas y, por tanto, la propia creación. Un bucle infinito, en el que ese proceso creativo de pura fantasía liberada queda empapado de las dificultades de la vida diaria, de la omnipresente muerte, de las limitaciones de la mujer en la época victoriana o de las imposiciones sociales, generando una visión fascinante, en la que no podemos separar universo interior del entorno exterior, comprendiendo la complejidad de una creación que va mucho más allá del enfrentamiento a la página en blanco. Una obra que, de nuevo, se contagia de esa lectura mágica que impregna todas las obras de esta autora. Una obra imprescindible.