La compañía teatral tinerfeña Troysteatro acaba de estrenar su última obra, Bárbaros, un texto que habla de la crisis económica, social y de valores a la que se enfrenta la humanidad. Así, el grupo sube al escenario el trabajo de José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1942), La llegada de los bárbaros, una comedia escrita en el año 2010 y que ahonda en los problemas sentimentales, la pobreza y la falta de horizontes.

El dramaturgo vallisoletano visitó esta semana la Isla para acudir a la segunda representación de la obra en el Teatro Leal de La Laguna y celebra "el alto nivel profesional del equipo teatral tinerfeño" porque "nuestra meta siempre es la perfección, la excelencia y la calidad". El autor de obras admiradas como Bajarse al moro o La estanquera de Vallecas, que incluso han llegado a adaptarse para ser llevadas al cine, defiende que "hay que ir al teatro", sobre todo para disfrutar del buen hacer de compañías como Troysteatro, que "esta compuesta por profesionales muy bien formados que nos brindan una gran oportunidad para disfrutar con esta nueva adaptación".

¿Cómo surge la posibilidad de que el grupo tinerfeño Troysteatro adapte su texto La llegada de los bárbaros ?

No he tenido nada que ver con esta adaptación. Mis libros están ahí para que hagan con ellos lo que quieran. La verdad es que no sé cómo contactó el grupo con mi texto pero cuando me informaron de que la iban a estrenar quise venir a verla. Una vez escritas, las obras viajan solas para que las haga mucha gente. A veces, desde el principio del trabajo actoral, me piden más colaboración pero en esta ocasión no ha sido así. Me alegra poder asistir como un espectador más, para disfrutar del trabajo y para solidarizarme con ellos.

Y qué prefiere, ¿que cuenten con su opinión a la hora de adaptar un texto suyo o que trabajen sin su visión?

Depende... Hay veces que la compañía ha adaptado antes mis textos y ya sé cómo van a trabajar, pero no es garantía de nada que el equipo y yo nos conozcamos o que sea la primera vez que ellos adaptan una obra escrita por mí. En el arte, como en el deporte, lo que importa es el resultado final, que la obra al completo esté bien o esté mal, al margen de que actores, director y autor hayan trabajado juntos. Yo creo que lo realmente importante es, una vez escrito el texto, la calidad y el talento que tienen los actores. En el caso de Bárbaros, me parece muy interesante el trabajo que han hecho y me genera bastante interés. También creo que tiene su encanto que yo pueda ver la obra como un espectador más porque no he participado en el proyecto.

¿Cómo definiría el texto de La llegada de los bárbaros ?

Yo me quedo sorprendido con las explicaciones que dan algunos escritores sobre sus obras. Estas siempre tienen elementos inconscientes y místicos, y para el escritor no es un proceso matemático o racional sino que hace una obra para que se convierta en arte, con todo el misterio que tiene el arte. Los autores ciframos un mensaje en nuestros textos y los actores lo tienen que descifrar. La palabra interpretar es muy bonita porque según se interprete un texto, la obra saldrá de una forma o de otra. Así, el escritor crea un texto y los actores, el director y el resto del equipo es el que, al darle vida, interpretan y explican la historia mucho mejor de lo que lo pueden llegar a explicar los autores. Nosotros podemos explicar nuestras intenciones a través de palabras maravillosas porque pretendemos arreglar el mundo a través de lo que hacemos pero seguramente eso no tendrá mucho que ver con lo que se ve luego sobre el escenario. Lo que yo pretendo, por encima de todo, es que mis textos den lugar a buen teatro.

¿Entonces el papel principal lo tienen los actores?

Lo que más me preocupa no es el mensaje que trasmito, sino que esté bien hecho porque, de lo contrario, no es arte ni teatro, que tiene mucho de brillo, de espectacular y de estupendo. Los mensajes valen para escribirlos en un libro pero lo importante de una obra de teatro es el arte que es capaz de contener para que sea también un acto mágico y lúdico. Para mí el teatro es un acto misterioso y sorprendente y si encima se le puede nutrir de un mensaje, pues mejor porque cuando hablamos siempre queremos trasmitir algo.

¿Y de qué habla su texto y, por tanto, esta obra de teatro?

Esta obra habla de cómo el mundo tiene a unos que tratan de construir y a otros que tratan de destruir; habla de la lucha entre la gente positiva y la gente negativa. Ahora mismo hay mucha gente trabajando para descubrir, por ejemplo, la vacuna contra el coronavirus y es admirable los esfuerzos que hacen para ayudar a otros. Pero ahora mismo también hay muchos sinvergüenzas viviendo de los demás, engañando a la gente, robando, estafando... En la vida hay dos dimensiones, el día y la noche, el frío y el calor y, entre los seres humanos, hay actos buenos y actos malos, y de eso habla esta obra que da un particular punto de vista de todo lo que nos rodea. En este texto yo hablo de cómo la llegada de los bárbaros arrasa con muchos aspectos que ha costado muchos años de esfuerzo lograr y muestra, por tanto, que hay que cuidar lo que tenemos y mejorarlo.

Es un texto un tanto pesimista.

Bueno, esas son las cosas que queremos decir pero el espectáculo tiene que ser una fiesta para el público porque cuando una persona va al teatro acude para le guste lo que ve. Si no le gusta lo que hay sobre el escenario, estamos todos perdidos. El gusto, el placer, disfrutar de una cosa que está bien hecha, con las metáforas literarias bonitas? Todo eso lo buscamos, pero otra cosa es que lo encontremos...

Por como habla, parece que es usted bastante generoso al dejar que las compañías interpreten como quieran los textos que usted escribe.

No, no es cuestión de ser más o menos generoso. Tú puedes querer mostrar lo que quieras con un texto teatral pero esto no es una novela. En una novela, lo que escribes es lo que lee la gente. En una canción, depende de cómo sea cantada, se puede contar una cosa u otra porque la música ya puede ser bonita, pero si está mal tocada? Y, al fin y al cabo, el teatro es como la canción. Así que, no es que yo sea generoso, es que, aunque sea mi texto, el que está en escena es el actor, con su voz y con su cuerpo. En ese momento, los que están aportando vida a la historia son los actores y cuando logran crear la magia? Madre mía. Un buen actor dice bien 'buenos días' y se trata de una frase preciosa. Depende mucho de la interpretación porque los actores tienen mucho atractivo y, al igual que los cantantes, son intérpretes y representantes de toda la humanidad. Ellos están representando el amor, el odio, la lucha por la vida? Los autores ponemos el texto, que es importante, pero ellos ponen el milagro de la actuación.

Con tantas obras publicadas, ¿aún le quedan temas por abordar?

Uy, sí. De la vida entendemos el 10%, el otro 90% se nos escapa. La vida es como la medicina: por un lado curamos la gripe y por otro viene el coronavirus. La vida nos trae y nos lleva, y como con las enfermedades, nunca acabamos de dominarla. Lo que podemos hacer es investigarla, estudiarla, sorprendernos con ella pero por mucho que escribamos y leamos, lo único que aprendemos es lo grande que es el pozo pero no terminamos de dominar lo grande que es el pozo, es imposible.

¿Este acto de escribir le sirve como terapia o al menos para intentar entender lo que pasa a su alrededor?

Lo ha expresado usted muy bien: más que entender, tratar al menos de entender. Escribir es una forma de abarcar, de poner voz a lo que pide ser sacado del silencio. Los autores le ponemos palabras a lo que no las tiene y los pintores le ponen color a lo que aún no tiene color, al lienzo en blanco. Nosotros ponemos lo que falta y vamos encontrando respuestas, pero pequeñas. Somos exploradores que abarcamos una pequeña parcela pero aún queda un buen trozo por trabajar. Tengo millones de temas pendientes porque a mí alrededor hay cosas sorprendentes. Por ejemplo, hay millones de obras escritas sobre el amor pero queda aún muchísimo por entender sobre ese sentimiento.

¿Y hay algún tema que le gusta más en concreto explorar o que se encuentre más presente en sus obras?

Si quisiera unificar todas mis obras podría decir que básicamente todas tratan sobre el ser humano y la aventura de vivir enfrentado las enormes dificultades de la vida. Toda la vida es un problema y el ser humano lucha: es un problema que te quieran, es un problema sobrevivir, entender y entenderse a sí mismo, es un problema vivir en una sociedad tan imperfecta... El ser humano se levanta cada mañana, coge la lanza de la vida y se pone en la batalla para resolver problemas y más problemas. Es como cuando somos niños y vamos al colegio y tenemos exámenes, y más exámenes? Tenemos problemas hasta que nos morimos. Los seres humanos podemos estar hartos de problemas pero esos problemas nos sirven a los escritores, y gracias a eso vivimos. Hay una metáfora de Kant que dice algo así como que sueña la paloma cuando nota la resistencia del aire en las alas que volaría mejor en el vacío. Al igual que la paloma sin aire no volaría, los seres humanos sin problemas no viviríamos.

¿Qué parte de su obra es biográfica?

Yo no escribo directamente de mí, pero escribo indirectamente de mí. No escribo de problemas de esquimales o de lo difícil que es pilotar un helicóptero, hablo de lo que he vivido de cerca, de medio o de lejos. Ahora está muy de moda la autoficción y, de alguna manera amplia, todos los escritores hacemos autobiografía o autoficción, directa o indirectamente. En Bárbaros yo estoy con esos personajes, partes mías están ahí metidas, incluso las malas, porque yo también tengo partes malas.

Con una carrera tan prolífica, ¿cuál diría que es su obra más personal?

Las obras son como mis hijos y, al ser así, todas son personales. Hay algunas con más resonancia, que se estudian desde hace décadas y que por tanto me han dado más satisfacciones, como Bajarse al moro. Pero no es que le tenga más cariño que a las demás, únicamente es la más conocida.