"De nada sirve hablar sobre el conocimiento transformador o la salvación del alma si no puedes evitar la degradación del suelo", escribió Wendell Berry a su amigo, el poeta Gary Snyder. Berry (1934) es conocido como ensayista, narrador, poeta, activista y, ante todo, campesino. Nacido en una granja de Kentucky, regresó a esa tierra hace más de medio siglo, dejando atrás una fértil aventura cosmopolita. Desde allí, y a lápiz, ha ido desgranando una filosofía vital que, además de valerle insignes reconocimientos, sirve de guía a quienes sospechan que el arraigo y la mejora del lugar donde se hunden las raíces es el mejor modo de estar en el mundo. Si Thoreau y Tolstói ya denunciaban los males de la urbe industrial, Berry amplía su estela cuando el hedor se ha vuelto insoportable. La selección de ensayos recogida en El fuego del fin del mundo es una espléndida llave de acceso a su pensamiento.