El óleo que inmortaliza al novelista y dramaturgo canario Benito Pérez Galdós a la edad de 51 años, obra de Joaquín Sorolla, está fechado en 1894 y fue adquirido por el Cabildo de Gran Canaria a los nietos del novelista en 1973. Desde entonces se exhibe en la Casa Museo del novelista.

A juicio de los expertos, constituye la primera manifestación en la que el maestro valenciano rompe con los cánones del retrato tradicional, rasgos que se generalizan en su obra al recoger las efigies de amigos y familiares.

El retrato sigue siendo de carácter tenebrista en cabeza y manos, según los modelos españoles del siglo XVII, dado que el pintor no abandona el tratamiento tradicional hasta épocas muy avanzadas de su vida, a partir de 1904, cuando se enfrenta con el denominado retrato al aire libre.

De formato apaisado, y en una postura nada ortodoxa, la pintura representa al escritor sentado en un bancal corrido, vestido con una chaqueta parda, chaleco negro y corbata de lazo a rayas y apoyando el brazo derecho en el respaldo, con cuya mano sostiene un cigarrillo con boquilla (que delata su afición al tabaco), mientras con la izquierda empuña su bastón. En la pared situada a su espalda cuelga un cuadro con destacado marco dorado que reproduce una marina, detalle que los especialistas entienden puede representar una posible alusión al origen insular del novelista y a su amor por el mar.

El retrato de Galdós ha sido una pieza imprescindible en las muestras del artista valenciano. La primera de la que se tiene constancia lleva fecha de 1906 en la Galerie Georges Petit de París, figurando como Portrait du Romancier Pérez Galdó (Retratro del novelista Pérez Galdós). Aquella muestra se tituló Exposition Sorolla y Bastida.

A propósito, se ha documentado que el propio Galdós, quien conservaba esta pieza en su casa de Santander, la cedió en préstamo para una exposición en Madrid, pero redactó una carta en la que le daba órdenes expresas e instrucciones detalladas a su jardinero para que fuera transportada sin sufrir daño.

El óleo se exhibió en 1963 en el Casón del Buen Retiro de Madrid, y en 1985 en la ciudad belga de Lieja, en la exposición Sorolla-Solana, regresando en 1998 a Madrid, año en el que también permaneció colgado en Bilbao. En el 2000 se incluyó en la muestra denominada Mariano Benlliure y Joaquin Sorolla. Centenario de un homenaje, en Valencia, en el Museo del siglo XIX.

La pintura volvió a abandonar las dependencias de la Casa Museo Pérez Galdós en 2001, cuando la Sala BBVA de Madrid la incluyó en la muestra Sagasta y el liberalismo español y en 2009 viajaría al Museo del Prado con motivo de la muestra Joaquín Sorolla (1863-1923), la más importante dedicada al artista impresionista, y a la Biblioteca Nacional en el 50 aniversario de la muerte de Gregorio Marañón.

En 2011 regresó a su Casa Museo tras terminarse las obras de acondicionamiento y en 2013 puso rumbo a la Biblioteca Nacional para la exposición La Lengua y la palabra: 300 años de la Real Academia Española.

El cuadro alcanzó el cénit de su popularidad cuando en 1978 la Fábrica de Moneda de España lo eligió para ilustrar los billetes de mil pesetas.