El dicho se escucha frecuentemente -con más o menos variantes- en la práctica totalidad de la geografía de habla hispana, desde la Península a Canarias y hasta América. El sentido usual hace referencia a cuando tratándose de evitar o superar una situación de dificultad o peligro se termina en un aprieto o en condiciones aún peor.

El nombre de Guatemala obedece a la dicción española del topónimo de origen amerindio Quauhtlemallan, probablemente en lengua náhuatl. Y su etimología no está relacionada con la idea que sugiere o evoca en el hablante su terminación: "mala", un homófono de la voz que en castellano se utiliza para referirse a algo nocivo, de valor negativo o de escasa cualidad. Esto se presta a crear un juego de palabras convirtiendo las terminaciones "mala" y "peor" en referentes visibles de lo que se quiere transmitir.

La elección del topónimo obedece, pues, a un criterio de oportunidad que ofrece su homonimia y que facilita ese juego de palabras que con gracia y alarde de ingenio incorpora el "peor"a la terminación de Guate- en la segunda parte de la frase a modo de "comparativo de inferioridad" Tampoco parece guardar relación ni justificación histórica o sociológica que haga referencia a la geopolítica de aquel país centroamericano, sino más bien a la ocurrencia en la construcción de un dicho del que llama la atención la coincidencia de la voz indígena (prehispánica) con el adjetivo "malo".

El dicho recurre a una metáfora que parangona un lugar físico, Guatemala, con una situación, circunstancia o estado. Como sucede con muchos símbolos universales que recurren a un lugar o territorio para expresar conceptos o ideas abstractas, "Guatemala" tampoco se refiere aquí a un lugar -aunque se imagine como tal- sino a un estado, situación o, si se quiere, a un estadio o fase de esta situación (que puede verse agravada). De hecho, para referirse a un estado de cosas o circunstancias determinadas se recurre a menudo al término "situación" (de situar, y este de sitio, del lat. situs) que es también sinónimo de ubicación o disposición de algo o de alguien respecto de un lugar. De ahí: "salir de Guatemala para meterse en Guatepeor". Donde configurándose un espacio geopolítico imaginario el primer topónimo se refiere, de manera figurada, al país centroamericano, mientras que el segundo, Guatepeor, es un "lugar" ficticio que conservando la raíz del primero, casa con el morfema "peor" incorporado a modo de sufijo para acentuar el agravamiento de la situación descrita o referida.

El dicho echa mano en su construcción de dos verbos antagonistas: salir/meterse o entrar que son también verbos espaciales, o de referencia de ubicación en el espacio, para expresar cómo se puede pasar de una situación a otra. Dos circunstancias que no son contrapuestas, sino graduales y agravadas: mal/peor; conceptos que aparecen incorporados a la raíz Guate- a modo de "desinencia".

Como sinónimo o cuasi sinónimo de esta expresión se localiza el registro: "es peor el remedio que la enfermedad" que pone de manifesto y prevé que algunas ayudas o soluciones pueden producir más inconvenientes que el problema que trata de remediarse. Afín a esta expresión resulta este otro uso que dice: "Echarle a alguien una mano... ¡una mano al cuello!". Se trata de una frase ingeniosa, que en tono jocoso e irónico trata de evidenciar que es mejor no aceptar ciertas ayudas, según de quien vengan; o aquella otra que se escucha: "ir de mal en peor" para expresar cuando las cosas van de manera cada vez más desafortunada y desdichada?, y es que "a perro flaco, todo son pulgas".