García Gual, catedrático de Filología Griega, reedita, ampliado, su libro sobre mujeres audaces del mundo antiguo, publicado originalmente en 1991 y agotado hacía tiempo. Retrata, concisamente, la vida de ocho mujeres de la literatura griega, con la intención de incitarnos "a lecturas más complejas de los textos respectivos". Objetivo que consigue, pues a la vez que expone las peripecias de estas mujeres astutas, García Gual va dando información sobre el desarrollo de la ficción en la Grecia antigua y sobre el intertexto posterior inspirado por varias de dichas figuras.

La ficción griega fue mítico-épica en su época clásica, para convertirse en auténtica novela romántica después y, más adelante, en literatura truculenta, con "relatos intercalados, sueños, cartas perdidas y cruzadas", etc. Todas estas características hacen pensar, según el autor, en que había ya un público lector femenino.

La sociedad griega era patriarcal y las mujeres estaban sometidas a la tutela del varón familiar más cercano, por eso, estas mujeres audaces sólo tienen cabida en el mundo de la ficción, bien en la utopia o en la comedia. Aún cuando lo que la ficción propone es perfectamente lógico si consideramos que hombres y mujeres son seres humanos, perspectiva sólo conseguida a lo largo de la historia de manera muy parcial. Para deshacer la paradoja terrible de que la culta Atenas no mantenga un pensamiento lógico, varias mujeres destacadas "no pertenecen a la época democrática, sino al pasado heroico".

En el mundo helenístico, las mujeres que más se acercaban a la libertad de acción eran las cortesanas y las viudas; ambas eran más libres cuanto más ricas y tenían más valor social cuanto más jóvenes. A las jóvenes casaderas se las vigilaba muy de cerca, para preservar una virginidad muy cotizada para hacer un buen matrimonio.

La lectura de Audacias femeninas es muy amena e informativa, con 25 páginas de notas al final para quien quiera seguir indagando en los temas que trata. Destacaré solamente algunas historias, como la de Ismenodora, viuda joven y rica que se enamora de un Bacón más joven aún, hijo de una amiga, en el proceso de buscarle esposa. Ante el escándalo social, Ismenodora lo rapta y lo seduce y deja desolados a los amantes del joven. Otro episodio interesante es el de la reina de las Amazonas, Talestri, que viaja con trescientas doncellas en busca del emperador Alejandro para tener hijos con él: "Si tuviera una hija, la conservaría, si fuera un hijo, lo entregaría a su padre". No menos sugerente es el capítulo dedicado a Santa Tecla y los portentos que rodearon su vida según las crónicas.

Bienvenidos a Occidente

La novela de Mohsin Hamid Bienvenidos a Occidente fue publicada hace dos años, pero su contenido la hace absolutamente contemporánea. De una manera sencilla e inapelable, Mohsin Hamid relata la disolución de una vida en paz y el horror vivido en el tránsito inacabable hasta convertirse en refugiados en un destino que no han elegido libremente y que no habrían querido cambiar por su casa.

Hamid nació y vivió en Lahore, Pakistán, antes de situarse en Londres y Nueva York. Es un reconocido colaborador de The New York Times y The New Yorker, y ganador y finalista de varios premios literarios. Además de la novela reseñada, están traducidas El fundamentalista reticente (2007) y Cómo hacerse asquerosamente rico en el Asia emergente (2013).

Bienvenidos a Occidente comienza con dos jóvenes que se conocen en las clases nocturnas, inician una relación, se esperan a la salida de sus respectivos trabajos para tomar algo y charlar, se comunican por whatsapp y hacen planes para su futuro. Ella vive sola en un apartamento y él está aún en casa de sus padres en un piso del centro de la ciudad. La vida de ambos es moderadamente apacible y prometedora; si bien procuran quedar al margen de las noticias cada vez más inquietantes y de la agitación política que perciben en las calles.

Un día las barricadas les impiden reunirse, poco después el whatsapp deja de funcionar, pronto hay toque de queda y sus movimientos quedan restringidos gravemente. Cuando él consigue llegar a la casa de la chica se encuentra sólo con escombros, y una bala perdida mata a su madre cuando iba a comprar algo para comer. Desmontada definitivamente su vida y sus planes, sólo queda la huida hacia delante: emigrar a occidente.

La despedida de los familiares y amigos que se dejan atrás es dura y traumática, como lo es el periplo incierto de ser un refugiado. Hamid lo retrata magistralmente a través de unas puertas difíciles de abrir que se encuentran al final de habitaciones inquietantes, aisladas, frías y amenazantes. Las puertas se suceden y el día a día se convierte progresivamente en un espacio carente de calor humano y de esperanza.

El Occidente es amplio, pero no acogedor, de ahí la ironía del título. La globalización sólo muestra su peor cara y los exiliados, desarraigados de todo lo que conocían, se han de enfrentar a su nueva personalidad de extraños, diferentes y, para algunos, peligrosos. Pero la vida sigue, aunque no sea la misma, ni ellos los mismos; han perdido la confianza y la seguridad y cuando, a diario, se despiden por la mañana lo hacen dudosos de que "la tarde pueda realmente llegar".

La familia Aubrey

La autora inglesa Rebecca West (1892-1983) fue novelista, periodista, biógrafa y crítica y disfrutó de una merecida fama literaria en su tiempo y de los elogios de autores tan conocidos como Bernard Shaw, H.D. Wells y Oscar Wilde. Pero después de la II Guerra Mundial, aunque siguió escribiendo y publicando y fue amiga de Iris Murdoch y Doris Lessing, sus novelas no alcanzaron reconocimiento internacional, con la excepción de El retorno del soldado (1918), que fue, durante mucho tiempo, su única novela traducida al español.

Ya sexagenaria, se embarca en una trilogía que se iba a denominar La saga del siglo o La trilogía Aubrey, la biografía novelada de su propia familia. En 1956 publicó la primera parte, que acaba de traducirse al español como La familia Aubrey, las otras dos novelas de la saga se publicaron después de la muerte de la autora, This Real Night en 1984 y Cousin Rosamund, inacabada, en 1985.

La familia Aubrey cubre la niñez y adolescencia de Rose, trasunto de la propia West. Rose es una niña despierta y observadora que quiere y defiende a unos padres muy imperfectos y que aplica el humor y la ironía para sobrellevar y enmascarar verdaderas tragedias cotidianas, siendo la principal, la que arrastra todas las demás, la falta de dinero para sobrevivir en una familia con cuatro hijos. Lo que podría haber sido una historia dramática, con un padre talentoso pero incapaz de mantener un trabajo y un sueldo seguro y una madre frustrada en su capacidad musical y destrozada por los nervios, West lo convierte en una tragicomedia, gracias al optimismo y el fino humor de Rose, de su hermana gemela Mary, y del pequeño Richard Quin. La hermana mayor, Cordelia, opta por enfrentar la realidad de manera práctica e inmediata.

A pesar de las estrecheces, la familia acoge a la prima Rosamund y a su madre, y a la familia Phillips, a quienes, de repente, les sobreviene una verdadera tragedia, posible asesinato incluido. Inmersas en la dureza de la vida desde la infancia, las niñas Aubrey conversan con naturalidad sobre la muerte, los fantasmas, los poltersgeist y los amigos invisibles más o menos macabros.

Hay también momentos memorables representados por la música, que es la marca de distinción de la familia Aubrey, así como por la gran novedad, convertida en aventura, del paseo en coche descapotable por el pueblo o la llegada de la pluma estilográfica, la pluma-fuente, que bien puede ser la referencia del título de la novela en inglés: The fountain overflows, toda una narración llena de matices que desborda los límites del novedoso instrumento para escribir.