Empecemos por lo pequeño para ir a lo más grande. Hace apenas veinte días que, a un joven de 17 años, estudiante de segundo de bachillerato en el Instituto Guadaiza, de Marbella, se le abrió un Parte de convivencia por haber expresado "¡Viva España!" en un acto que celebraba la Constitución? española. Al joven le tocó leer el artículo 14, y terminó con un "buenos días y viva España". La profesora Ana Isabel Muñoz se molestó y abrió el mencionado expediente al joven Joaquín. A lo que voy es a lo siguiente, observemos, literalmente (se lee en facsímil pues el expediente está publicado en Internet): "El alumno encargado de leer un artículo de la Constitución española con la megafonía del centro dirigido a todo el alumnado que había salido al pasillo para este acto, se salió del guión acordado entre todos y bajo mi supervisión añadiendo una frase por su cuenta aprovechándose de un espacio común destinado a una actividad del centro con un contenido concreto para lanzar su mensaje particular". Con una caligrafía irregular, que le hubiera valido un cero en cualquier escuela de comercio del siglo XX, la profesora escribe con una falta de ortografía, conforme a lo que la RAE viene diciendo desde 1999: acentúa "guion". Una profesora, pues, caligráfica y ortográficamente semialfabeta, corrige al joven porque celebra lo evidente, un "¡Viva!" a España en el día de la Constitución Española.

Ahora miremos más arriba, a la doctora Carmen Palacios Berraquero, que ya en 2013 escribía, en Cambridge, sobre las computadoras cuánticas: "Las computadoras cuánticas son similares a las computadoras actuales, ya que también almacenarán información y realizarán operaciones y modelos. Sin embargo, funcionan de una manera completamente diferente. En lugar de pequeños interruptores, la información se almacena, por ejemplo, mediante partículas individuales como electrones. Los electrones tienen una propiedad cuántica llamada spin. Podemos prever que giran sobre sí mismos todo el tiempo, en una dirección u otra. Podemos codificar un 0 en un giro zurdo, y un 1 en un giro a la derecha. Para hacer esto, sin embargo, uno necesita aislar un solo electrón. En mi investigación en el Departamento de Física de la Universidad de Cambridge, hemos encontrado una manera de hacerlo usando material bidimensional. Un material 2D es una lámina infinitamente delgada de material: de hecho, sólo 1 átomo de espesor. Los electrones viajan libremente, en miles de miles de millones, a través de este material. La investigación de vanguardia ha demostrado que, mediante la creación de pequeños hoyuelos en este material, y enfriándolo hasta -300 grados C, los electrones pueden caer en estos hoyuelos. Estos se llaman puntos cuánticos, y son tan pequeños, que efectivamente tienen dimensiones cero; sólo un electrón por punto cuántico. Esta cuadrícula de puntos cuánticos será el aglomerado del futuro. Esta nueva matriz de puntos cuánticos tiene dos propiedades muy útiles. La primera es que hemos demostrado que pueden emitir exactamente sólo un fotón a la vez. Un fotón es la partícula que lleva la luz. Los fotones individuales son un requisito intrínseco para garantizar la seguridad de los protocolos de cifrado cuántico. En segundo lugar, también hemos demostrado que se puede controlar esto eléctricamente? un electrón puede girar a izquierda y derecha al mismo tiempo. Si se tiene dos electrones y se crea una relación cuántica entre ellos, esto significa que sus giros estarán inextricablemente unidos entre sí, o entrelazados, y así estarán en 4 estados al mismo tiempo. Esto significa el doble de la información almacenada en ellos. Este comportamiento se escala exponencialmente con el número de puntos cuánticos, lo que significa que con sólo unos pocos de ellos ya se puede almacenar más información que en nuestros superordenadores actuales".

Pues esta doctora lidera una carta que se ha publicado el 17 de diciembre de 2019 en la revista Nature, y en la que se explaya con doce profesores más, acerca del uso políticamente incorrecto de "supremacía" al hablar del fenómeno de la "supremacía cuántica". Dice la doctora Berraquero (en Instead of 'supremacy' use 'quantum advantage'): "Discrepamos con el uso de "supremacía" referido a los ordenadores cuánticos que pueden superar en cálculos a incluso los superordenadores más rápidos. Consideramos irresponsable ignorar el contexto histórico de este descriptor, que podría apoyar divisiones de raza, género y clase. Pedimos que la comunidad emplee "ventaja cuántica" en su lugar. La comunidad asegura que la supremacía cuántica es un término técnico con un significado específico. Sin embargo, cualquier justificación técnica para este descriptor podría verse enterrada según entre en el debate público tras la intensa atención mediática que ha recibido durante los últimos meses. Desde nuestro punto de vista, "supremacía" tiene connotaciones de violencia, neocolonialismo y racismo por su asociación con el supremacismo blanco. Un lenguaje inherentemente violento se ha filtrado también en otras ramas de la ciencia; por ejemplo, en el contexto del vuelo espacial humano y robótico términos como conquista, colonización y asentamiento evocan los argumentos de terra nullius del colonialismo".

En otros foros, como Twitter, la doctora Berraquero alude al problema científico de que la ciencia esté plagada de profesores blancos y heterosexuales: ¿Ustedes han leído D er Untergang des Abendlandes, de Oswald Spengler? Se traduce La Decadencia de Occidente.