Cuando Occidente embocaba 1974, en plena resaca de Vietnam y bajo la ducha fría de la mal llamada crisis del petróleo, una noticia se adueñó de las pantallas. En EEUU, una riquísima heredera, Patricia Hearst, nieta del magnate de la prensa, había sido secuestrada. Sus captores militaban en uno de los grupúsculos extremistas brotados en los 70 entre los cascotes de la revuelta de los 60: el Ejército Simbiótico de Liberación. Poco después, Hearst fue captada por una cámara de seguridad atracando un banco. Conmoción. Lola Lafon, francesa recriada en medio mundo, pone sus armas de feminista libertaria al servicio de una novela en la que, con los actores de aquella historia y dos personajes imaginarios, revisa el caso para buscar lo que de mujer rebelde pudiera haber en esa Patricia que el mundo vio como una joven con el cerebro licuado por sus captores.