Policías y forenses describen al marido de Romina como alguien "teatral" y "calculador"

Los expertos médicos dudan de su versión acerca de cómo se deshizo del cuerpo de su mujer: "Vulnera las leyes de la naturaleza, falta a la verdad"

El marido de Romina Celeste reconoce ante el juez haberla matado

Video: Agencia Atlas / Foto: TSJC

Los instructores policiales y los médicos forenses coincidieron este lunes, durante la segunda sesión del juicio por el asesinato en Lanzarote de la joven paraguaya Romina Celeste Núñez Rodríguez, en describir a su marido -autor confeso del crimen- como una persona "teatral" y "calculadora". Además, destacaron que había una serie de circunstancias en su modo de proceder que hacían entender que no vivió todo lo sucedido en aquellas jornadas de enero de 2019 en primera persona, sino como si fuera algo externo. Los especialistas médicos, además, dudaron de la versión que ha ofrecido en todo momento acerca de cómo se deshizo del cuerpo de su mujer quemándolo en una barbacoa.

Tras la confesión de Raúl D. C. el pasado viernes, el jurado que dirime la culpabilidad del acusado de la muerte de Romina Celeste pudo escuchar toda la testifical planteada para el juicio, que se condensó en seis personas: dos inspectores policiales, dos médicos forenses y una pareja que era amiga de ambos. Todos se mostraron sorprendidos con la frialdad con la que actuó en todo momento el acusado, que fue capaz de seguir con su vida normal los días que pasaron entre que matara a su mujer y que fuera arrestado por la Policía tras escuchar una llamada a su primo en la que le decía que había encontrado a la joven muerta cuando llegó a su casa aquel 1 de enero y que trató de deshacerse del cadáver porque estaba asustado.

En ese momento, arrancó la investigación policial por homicidio, si bien los agentes de la Guardia Civil ya habían iniciado pesquisas porque no creían en la versión de la desaparición voluntaria que Raúl les contó el día en que denunció que no sabía nada de su esposa, el 8 de enero. "Los compañeros que le tomaron declaración por primera vez advirtieron incongruencias que no casarían con lo que estaba refiriendo", indicó el sargento que dirigió la instrucción, una idea que fue in crescendo conforme se detectaban evidencias en la vivienda conyugal de Costa Teguise. Por ejemplo, los trece rastros de sangre de la joven que afloraron solo en el interior del baño, pero también había restos en el dormitorio, el patio o el cuarto para lavar. En esta última dependencia, había proyecciones de sangre. Es decir, manchas virulentas y dispersas que incitaban a los investigadores a pensar en que en su interior también hubo un desmembramiento previo a meter el cadáver en la barbacoa, si es que esto fue real. Por su trabajo, recibieron las felicitaciones tanto del fiscal Jesús Lomba como de las abogadas de la acusación particular, Emilia Zaballos, y popular, Pino de la Nuez.

"La vileza humana escapa a la ciencia forense"

Los médicos forenses -al igual que los policías- explicaron que no consideraban creíble su relato de los hechos que acontecieron en la vivienda de Costa Teguise, concretamente en lo que a la barbacoa se refiere. Esta es la parte que se ha mantenido imperturbable en su declaración en estos cuatro años y cinco meses de procedimiento -después de haberse desdicho el viernes y admitir que fue él quien mató a Romina y que no era verdad que se la había encontrado ya fallecida-. "Vulnera las leyes de la naturaleza, es imposible que pase lo que dice que pasó, falta a la verdad", aseguró uno de los expertos.

Basan esta aseveración en que la barbacoa no podía superar los 350 grados, y nunca más de cinco minutos, porque su estructura cedería. Además, con la tapa abierta para que cupiera el cadáver no se iba a poder alcanzar nunca esa temperatura. Ello haría que el cuerpo no quedara suficientemente quemado como para que el propio acusado pudiera desmembrarlo con sus propias manos y alcanzar los órganos de la joven sin necesidad de una tercera herramienta mecánica que le posibilitara. "No es todo lo que pasó, o al menos no es la forma en que pasó", insistieron para luego reconocer que, pese a todo, "la vileza humana escapa a la ciencia forense" y que Raúl tuvo mucho tiempo para pensar y bien pudo hacerlo contando con el instrumental adecuado.

Una relación "tóxica" que la "anuló" como persona

Por su parte, los padrinos de boda de la pareja indicaron que su relación fue "tóxica" prácticamente desde el principio, cuando empezaron a detectar un cambio de humor en la persona de Romina. La joven, "que era muy reservada con sus cosas", no les comentaba que sufriera malos tratos por parte de su pareja, pero sí que solían discutir. De hecho, vivió durante una temporada en su casa después de una fuerte riña con el que era su marido. "Se la veía como anulada", llegaron a decir al jurado para luego aseverar que Raúl D. C. "lo tiene todo, es un psicópata total".

Ambos lamentaron no haberse percatado antes del peligro real que corría Romina de quedarse con su marido, pese a que les había comentado muchas veces por mensajes los problemas de convivencia y tras haber visto hematomas y lesiones en el cuerpo de la víctima pocos días antes de su muerte. "Ese día [el 29 de diciembre], le pidió perdón, se arrodilló delante de ella y le prometió que no se lo volvería a hacer (...). Nos pareció sincera esa escenificación", apuntaron visiblemente nerviosos.

El juicio continuará este martes con las conclusiones finales y la lectura de informes, dando el objeto de veredicto al jurado para que se retire a deliberar.