Un pasajero agrede brutalmente a una azafata en vuelo que salió de Canarias

Un hombre fuera de control desató el pánico a bordo de la aeronave. Golpeó a una azafata ante 220 pasajeros, muchos de ellos niños, mientras la tripulación pedía ayuda a gritos.

Momento tenso en un avión que salió de Gran Canaria

El Día

Las Palmas de Gran Canaria

Un grito. Un puñetazo. Llanto. Gritos desesperados por ayuda. Así fue como 220 pasajeros vivieron momentos de puro pánico en el interior de un avión de TUI que cubría la ruta Gran Canaria–Birmingham. Era la madrugada del martes cuando un pasajero, presuntamente ebrio, agredió violentamente a una miembro de la tripulación, desatando el caos en el interior de la cabina.

Todo comenzó cuando el avión iniciaba el aterrizaje. El hombre, fuera de sí, se levantó de su asiento gritando que el avión se iba a estrellar. Se dirigió al baño, ignorando a una azafata que le ordenó permanecer sentado. Volvió a sentarse. Luego se levantó otra vez. Y entonces, sin previo aviso, golpeó a la azafata en la cara, según ha informado el periódico británico The Sun.

“El hombre pasó de estar tranquilo a lanzar puñetazos. Fue extremadamente errático”, relató un testigo. A partir de ahí, la situación se volvió insostenible.

Cabina bajo asedio: gritos, llanto y miedo colectivo

Los tripulantes comenzaron a gritar pidiendo ayuda. La escena fue tan intensa que varias azafatas acabaron llorando de los nervios. Uno de los testigos señaló que incluso tuvieron que decirles que dejaran de gritar porque estaban asustando a los niños.

Mientras tanto, algunos pasajeros intentaban contener al agresor, sin éxito. La tripulación llegó a usar un kit de sujeción diseñado para inmovilizar a personas violentas, pero el hombre se resistía incluso después del aterrizaje.

l hombre, fuera de sí, se levantó de su asiento gritando que el avión se iba a estrellar

El hombre, fuera de sí, se levantó de su asiento gritando que el avión se iba a estrellar / E. D.

Durante casi una hora, la tensión reinó a bordo. El miedo era real. Nadie podía salir. La policía aún no había llegado.

Finalmente, los agentes de la West Midlands Police subieron al avión. El agresor levantó las manos, diciendo “Arréstenme”, pero volvió a resistirse. Fue derribado y esposado sobre otros pasajeros, ante la mirada atónita de todos. Solo entonces, tras una hora de pánico, pudieron los pasajeros abandonar el avión.

El individuo fue retirado en un furgón policial mientras el resto de ocupantes rompía en aplausos, más por alivio que por celebración.

“El hombre pasó de estar tranquilo a lanzar puñetazos. Fue extremadamente errático”, relató un testigo

“El hombre pasó de estar tranquilo a lanzar puñetazos. Fue extremadamente errático”, relató un testigo / E. D.

¿Un incidente aislado?

Este episodio no es aislado. Dos incidentes previos ocurrieron en vuelos españoles este año, generando alarma y preocupación.

El pasado 17 de enero, un vuelo de Ryanair que cubría la ruta Lanzarote–Santiago de Compostela se retrasó 40 minutos cuando un hombre se hizo pasar por diplomático de la ONU para exigir un asiento en primera fila. Ignoró a la tripulación, se negó a mostrar la tarjeta de embarque y tuvo que ser desalojado a la fuerza por la Guardia Civil.

En abril, un vuelo de Ryanair que partió de Tenerife vivió otro episodio surrealista: una pareja pidió un paquete de Pringles, una botella de agua y una Coca-Cola valorados en unos 8 €. Al no poder pagar con tarjeta, la tripulación llamó a la policía, que la escoltó al aterrizar en Bristol. La pareja quedó vetada por la aerolínea.

Y en mayo, tras un vuelo procedente de Edimburgo, un pasajero escocés de 36 años atacó a un guardia civil en el aeropuerto de Lanzarote, fracturándole un dedo. Fue condenado a cuatro meses de prisión suspendida y multado con 8 745 euros más una indemnización. Las autoridades subrayaron la escasez de efectivos policiales en temporada alta.

Consecuencias legales

Frente a este tipo de comportamientos cada vez más frecuentes. Recientemente, Ryanair ha decidido actuar con firmeza. Este mismo mes de junio, la aerolínea irlandesa anunció una nueva política que implica una multa mínima de 500 euros para cualquier pasajero que sea expulsado de un vuelo por mal comportamiento.

"Este será solo el comienzo", aseguró la compañía. "Además, llevaremos ciertos casos a los tribunales para reclamar indemnizaciones."

El beneficio anual Ryanair se situó en 1.611 millones de euros, un 16 % menos

Embarque en un avión de Ryanair / E. D.

Esta medida llega tras el aumento de incidentes a bordo, como el altercado por unas Pringles impagadas en Tenerife, o el pasajero que se hizo pasar por diplomático para exigir trato preferente en un vuelo desde Lanzarote. En enero, Ryanair ya demandó a un pasajero por 15.000 euros, marcando un precedente con su política de tolerancia cero.

Un portavoz de la aerolínea recalcó que “el comportamiento disruptivo en un espacio compartido tan reducido es inaceptable, y esperamos que nuestra estrategia proactiva sirva de disuasión.”

Estas acciones buscan disuadir a los pasajeros de actitudes agresivas, groseras o desobedientes, y proteger tanto a la tripulación como al resto de usuarios. El mensaje es claro: quien arruine un vuelo, pagará por ello.

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