El Tanque

Cazadores ‘rescatadores’

La suerte hay que buscarla, pero a veces llega sin avisar cuando menos te lo esperas. Eso fue lo que le pasó hace unos días a un vecino de El Tanque que sufrió un accidente grave en La Tierra del Trigo. Manel y Luis, dos cazadores de la zona, lo encontraron cuando su vida colgaba de un hilo muy fino

Luis, de espalda, cubre con un parasol al accidentado. |

Luis, de espalda, cubre con un parasol al accidentado. | / El Día

Jorge Dávila

Jorge Dávila

Santa Cruz de Tenerife

Son compañeros de cacerías, compartieron actividad laboral durante años en el sector de la hostelería y hace un puñado de días salvaron la vida a un vecino de El Tanque, municipio en el que residen Manel y Luis, protagonistas de un milagroso rescate en medio de la nada cuando los dos se dirigían a recoger papas. Todo ocurrió en un terreno escarpado de La Tierra del Trigo, en el municipio de Los Silos; un espacio agrícola situado a 2,5 kilómetros del consistorio silense que se encuentra a unos 500 metros por encima del nivel del mar.

Manel y Luis se desplazaban en un 4x4 a la altura de un terreno familiar conocido como Los Pollos de los Javieres cuando observaron la presencia de un cuerpo extraño en una pequeña barranquera. «Al principio creímos que era una especie de caseta de campaña, pero al acercarnos nos dimos cuenta de que era un RAV-4 volcado», aclara casi al mismo tiempo que afirma que le pareció escuchar [Luis tiene un trastorno auditivo] unos gritos y la pita de un coche.

Cuando se acercaron al punto en el que se encontraba el Toyota vieron que un hombre permanecía atrapado en su interior tras sufrir una salida de vía diez minutos antes. Hacía mucho frío.

Primeros auxilios

Manel, maître de un hotel ubicado en Los Acantilados de los Gigantes durante casi cuatro décadas, se puso en contacto con la sala operativa del 1-1-2 para notificar el hallazgo y que enviaran recursos de emergencias. El operador les dijo que si podían extraer el cuerpo del accidentado del coche lo hicieran ante la posibilidad de que pudiera producirse una explosión.

Estado en el que quedó el vehículo en el que viajaba el vecino de El  Tanque que sufrió una salida de vía en Los Pollos de los Javieres. | E.D.

Estado en el que quedó el vehículo en el que viajaba el vecino de El Tanque que sufrió una salida de vía en Los Pollos de los Javieres. | E.D.

Manel volvió a su Mitsubishi, cogió una pequeña navaja casera y empezó a cortar el cinturón de seguridad de un conductor que ya estaba medio asfixiado porque se había rodado al asiento del copiloto. Entre él y Luis [«está jubilado como yo, pero fuerte como un toro», admite el primero] lograron levantar el coche para extraer al herido por la ventanilla derecha delantera y lo taparon con un parasol. Nada más sacarlo el vehículo accidentado se deslizó ladera abajo unos metros. «Tuvo suerte de quedar encajado, si no llega a La Caleta de Interián».

Cuarenta y cinco minutos después en la zona había bomberos, guardias civiles, policías locales, sanitarios... Incluso se llegó a plantear la presencia de un helicóptero con rescatadores para intentar extraer al varón de un terreno muy accidentado. No fue necesario. Manel, Luis y algunos bomberos lo trasladaron a pie, una vez fue estabilizado por los recursos del Servicio Canario de Salud (SCS), hasta una carretera cercana donde esperaba la ambulancia que lo derivó hasta el Hospital Universitario Hospiten Bellevue (Puerto de la Cruz), donde el accidentado se recuperó de los diferentes traumatismos ocasionados por la precipitación.

No estaban de cacería, pero gracias a esas jornadas entre escopetas y perros, además del enorme conocimiento del entorno, Manel y Luis pudieron dar esquinazo a una tragedia por unos minutos. Esta vez, el factor suerte jugó en el mismo bando que los recursos que conviven a diario con las emergencias.

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