Escándalo en el fútbol base de Canarias en una pelea con jugadores y familiares

Una nueva escena de violencia en el fútbol base ha sacudido a Canarias. Esta vez, el foco está en Icod de los Vinos, donde una pelea multitudinaria estalló durante un partido juvenil entre la UD Icodense y la UD Coromoto, correspondiente a los playoff de ascenso a categoría provincial.

El incidente tuvo lugar en la mañana del sábado, 31 de mayo, en el Estadio El Molino, y ha desatado una fuerte polémica tras la viralización de varios vídeos grabados por asistentes desde distintos ángulos. Lo que debía ser una jornada deportiva terminó convirtiéndose en una batalla campal, con adultos y menores implicados, una imagen que desvirtúa el espíritu del deporte formativo.

Imágenes que indignan

Las grabaciones, ampliamente compartidas en redes sociales y plataformas de mensajería, muestran una escalada de tensión que acaba en gritos, empujones, carreras y golpes dentro y fuera del terreno de juego. Según testigos, en la trifulca participaron no solo aficionados, sino también familiares y personas relacionadas con los dos clubes.

Durante varios minutos, el caos se apoderó del recinto sin que se apreciara una intervención inmediata que pusiera fin a los enfrentamientos. Las escenas, propias de un conflicto callejero, generaron una profunda consternación entre quienes estaban presentes y entre usuarios que luego las visualizaron online.

El encuentro en cuestión finalizó con victoria para la UD Coromoto (0-1), que con ese resultado consiguió el pase a la siguiente fase gracias al empate (1-1) en la ida. Sin embargo, el resultado deportivo quedó completamente eclipsado por el incidente violento, que pone en evidencia una vez más las deficiencias en la gestión emocional y la seguridad en competiciones de base.

No es la primera vez que el deporte base en Canarias queda salpicado por hechos similares. La normalización de comportamientos agresivos por parte de algunos padres, entrenadores y aficionados ha convertido a muchos campos de fútbol infantil y juvenil en espacios hostiles para los propios jugadores, que deberían estar en proceso de formación y disfrute.