¿Cómo sacar a una ballena de 27,5 toneladas del agua?: así fueron las maniobras que se realizaron este martes en Canarias
Un buzo amarró al cetáceo con tres cinchas mientras un ingeniero daba instrucciones al gruista que la elevó

El Día
Esther Medina Álvarez
Casi dos horas. Ese fue el tiempo que tardaron en sacar del agua al rorcual común de 18 metros y 27,5 toneladas que apareció este lunes por la tarde cerca del Puerto de Las Palmas, frente a la costa de Vegueta.
Poco después de las 12.30 horas, un operario dirigió la pluma de una grúa Madox hacia el agua, ante la atenta mirada de decenas de trabajadores de Reprosub, técnicos del Cabildo de Gran Canaria, entre quienes se encontraba Pascual Calabuig, y empleados de Astican, el astillero al que se trasladó el mamífero, horas antes, el mamífero después de que la Autoridad Portuaria decidiera que, debido a sus dimensiones, era la mejor ubicación para estas tareas.
Las maniobras no fueron sencillas. Un ingeniero de Astican daba las instrucciones al gruista, mientras que un buzo de Reprosub se introducía en el agua para colocar las cinchas alrededor del animal bajo la atenta mirada del gerente de la empresa, José Luis Samper, y otros cinco submarinistas que estaban listos por si era necesaria su ayuda.

El rorcual, sobre la plataforma del camión que lo trasladó a Juan Grande. / E. D.
Tres cinchas y con vehículo que se quedó corto
Inicialmente, se rodeó al cetáceo con dos fajas, las cintas con las que se sujetaba a la grúa, pero finalmente fue necesario añadir una tercera porque el peso y las dimensiones del animal eran superior al que se había calculado previamente, explica Samper. Cada una de estas cintas tiene capacidad para soportar 20 toneladas, pero la dificultad de la tarea radicó en la longitud de la ballena. «Había que ir probando dónde se colocaban porque al tratarse de un peso muerto era más complicado», explica.
Este lunes, cuando fue remolcado hasta el Puerto, se calculaba que el rorcual tenía unos 16 metros y pesaría unas 15 toneladas, por lo que el camión que se previó para trasladarlo al Ecoparque de Juan Grande para su necropsia estaba preparado para esas medidas y se quedó corto, así que fue necesario esperar con el animal fuera del agua ya para que trajeran un vehículo con una plataforma mayor para transportarla y que el equipo de Patología Veterinaria Forense del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria pueda analizar los motivos de su fallecimiento y otros datos significativos sobre estos grandes mamíferos, también conocidos como ballena de aletas, en Canarias.
Detrás de la ballena azul
El rorcual común, Balaenoptera physalus, es el mamífero más grande del planeta después de la ballena azul, y puede alcanzar una longitud de hasta 27 metros. La Universidad de La Laguna afirma en un estudio sobre los cetáceos que pueden observarse en Canarias que su presencia en aguas del archipiélago es ocasional. Los más habituales son el tropical, que sobre todo se pueden ver en verano, y el boreal. El más raro de ver es el azul y hasta ahora solo hay constancia de haber sido atisbado en La Gomera y Tenerife.
La especie a la que pertenece el cetáceo que apareció muerto en la costa de Las Palmas de Gran Canaria se caracteriza en ser el único rorcual con una «coloración asimétrica en la mandíbula inferior (derecha blanca, izquierda gris)», tener una carena dorsal y una aleta dorsal triangular ancha, tal como recoge la ULL en su página web.

La ballena, en las instalaciones de Astican, poco antes de ser retirada del agua. / E. D.
«Sin evidencias de lesiones externas»
El catedrático de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Antonio Fernández asegura que «hasta el momento no hay ninguna evidencia de lesiones externas fiables» y que con animales de estas dimensiones, en proceso de descomposición, «a veces aparecen lesiones y son cambios post morten», aunque en este caso no lo parece, por lo que no se descarta que la muerte sea por causa natural, aunque todo quedará claro una vez que se pueda hacer la necropsia.
De hecho, cuando este lunes se intentó enganchar el ceteáceo para su remolque aparecían ya tiburones atraídos por la carne del mamífero, lo que dificultó las tareas de los submarinistas de Reprosub.

Uno de los tiburones que dificultó las tareas de remolque del rorcual. / Reprosub
El examen forense, que se centrará en las cavidades del tórax y el abdomen del animal, se hará en el mismo Ecoparque de Juan Grande, aunque los veterinarios también recabarán muestras para hacer análisis en los laboratorios de la universidad.
Fernández destacó, por otro lado, «el esfuerzo logístico» que se ha realizado para recuperar el cuerpo del rorcual del agua y trasladarlo hasta el ecoparque «para que se puedan hacer las cosas bien, profesional y científicamente».
Las labores en el astillero se extendieron hasta las 16.00 horas, aproximadamente, cuando el vehículo partió hacia el Juan Grande con la ballena a bordo.
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